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GERIATRÍA con Carlos Carrera 

Geriatría: la evolución del cuidado de nuestros mayores

Bienvenidos a Palabras con Salud, un punto de encuentro donde hablamos con los mejores expertos para cuidar nuestro bienestar. Soy Marina Montiel y aquí cada palabra cuenta para mejorar tu salud. En este episodio hablaremos de una especialidad fundamental dentro del sistema sanitario: la geriatría. Explicaremos cómo ha evolucionado el cuidado de las personas mayores, los desafíos que enfrenta el personal sanitario y la importancia de ofrecer una atención digna y de calidad en esta etapa de la vida por la que todos pasaremos. Para guiarnos en este viaje, contamos con un invitado muy especial: Carlos Carrera, enfermero en la gerencia de salud de Lanzarote, que nos compartirá su experiencia y conocimientos en el cuidado de nuestros mayores.

¿Cuál es tu rol en el servicio de geriatría?

Yo trabajo en un hospital que tiene diferentes unidades. Está la unidad de agudos, que funciona básicamente como una planta de hospital. También tenemos una unidad que es una residencia del sistema público, a la que los pacientes pueden optar por plazas y demás cumpliendo unos requisitos. Y yo trabajo en una unidad que me gusta mucho, la de rehabilitación, que no llega a ser ni una residencia ni una planta. Allí el paciente puede tener un problema agudo y también necesita rehabilitación y autonomía para poder volver a su domicilio.

Los mayores desafíos, Carlos, para trabajar con personas mayores, ¿cuáles son? No sé si tú, cuando estabas estudiando enfermería, te imaginabas acabar donde ahora mismo estás. Como todos sabemos, la enfermería puede dar muchas vueltas: hoy estás en geriatría, mañana no sabemos dónde. ¿Te imaginabas que ibas a acabar trabajando con personas mayores? ¿Cómo fue esto?

No, la verdad que no. Cuando terminé la carrera y empecé a trabajar, pensaba que iba a tener un par de trabajos esporádicos y que después casi todo mi trabajo asistencial se iba a dedicar a urgencias o a la extrahospitalaria, a la ambulancia. Pero bueno, los desafíos que plantea este tipo de trabajo, para mí uno muy importante es el de individualizar el tratamiento. Es verdad que cada paciente tiene que estar individualizado, tienes que saber valorar qué necesita cada paciente en cada momento. Pero este perfil de paciente, la persona mayor, no solo requiere un tratamiento médico, sino también una parte de rehabilitación de fisioterapia y una parte psicológica. En el entorno en el que yo trabajo, al no ser una planta, sino que tienen muchas zonas comunes y abiertas, con mucha terapia ocupacional y rehabilitación, se crea un vínculo muy fuerte con ellos y hay que estar muy pendiente de la parte psicológica.

¿Cómo afecta, Carlos, ese vínculo que se crea con las personas mayores a vosotros, los profesionales?

En mi experiencia te puedo decir que esto se intensifica. A ver, en el cuidado de las personas, que es nuestro trabajo, las emociones son muy intensas, ¿no? Porque quieras que no, estás luchando con la vida y la muerte, estás viendo a personas en una situación vulnerable, ya sea por dolor o por algún otro problema. Pero en los pacientes mayores, hay un punto más de fragilidad, y en el servicio en el que yo trabajo, con toda esa dinámica que te acabo de comentar, hace que sea mucho más intenso, tanto para lo bueno como para lo malo.

La vejez en la sociedad actual y el papel del profesional sanitario

¿Cómo crees que ven los jóvenes hoy día a las personas mayores?

Esa es una buena pregunta.

Los mayores son los que, por lo menos yo me lo voy a llevar a mi parte personal, ¿no?, mi abuela me ha cuidado desde que era un bebé, le ha ayudado a mi madre, a mi padre, a mis tíos; y ahora es como que los mayores están o como mal vistos o son un estorbo. Y es que somos lo que somos y estamos donde estamos por ellos, ¿no?

Lo que pasa es que creo que también es una cosa generacional, es decir, la tecnología ha avanzado mucho más rápido de lo que hemos podido nosotros adaptarnos a ella. ¿Qué pasa? Que yo, por ejemplo, el recuerdo que tengo de mis abuelos o el que puedes tener tú es de una figura sabia o que te enseña, y más integrada en la vida familiar. El mundo en el que vivimos ahora mismo va a todo tren, ha cambiado muchísimo, los estímulos son mucho más rápidos, cada vez hay menos tiempo para hacer las cosas que queremos. Entonces, las personas mayores, que tienen otra visión de la vida, han vivido otra época no tan tecnológica y su modo de vida es mucho más lento, no se adapta al que nosotros queremos llevar. Lo que yo veo es que los jóvenes perciben que las personas mayores no entienden la vida de ahora. En Occidente, sobre todo, porque en otras culturas esto no pasa,

En otras culturas, como tú dices, la vejez y las personas mayores son fuente de inspiración, de cultura, de sabiduría. Y yo veo actualmente a mi alrededor que se intenta invisibilizar.

Te voy a poner un ejemplo práctico para que me entiendas un poquito mejor. Si yo, que soy de una generación que no ha nacido con móvil, iba a casa de mis abuelos, jugaba, interactuaba más con las personas y con mis abuelos. Si ahora veo a un niño de 6 o 7 años con la tablet, ensimismado con un juego o un vídeo, si tu abuelo no entiende lo que estás haciendo en la tablet, esos vídeos, esa música, esos juegos, el vínculo es mucho más flojo, no es tan fuerte como el nuestro. Eso hace que no entiendas tanto, digamos, esa parte de si no hay esa unión.

No existen esas cosas hacen que las relaciones sean más nutritivas. Hablamos de cómo los jóvenes ven a los mayores, pero ¿cómo se ven ellos mismos? ¿Cómo se sienten los mayores, Carlos? ¿Qué te dicen en el día a día? Porque tiene que ser muy duro. Yo veo ahora a mi abuela y digo: «Es que ve que le queda muy poco tiempo, ¿no?». ¿Qué te dicen?

A ver, ellos no suelen verbalizar que tienen miedo, pero sí que lo sienten. De hecho, una frase que repiten mucho, tanto en el ámbito hospitalario como fuera de él, es: “Bueno, lo que me quede quiero hacer tal o para el tiempo que me queda…”. Y eso es un síntoma, un indicio de que ellos tienen miedo, de que saben que su tiempo se acaba. Además, como parte de la población joven no los tiene en cuenta, ellos, como consecuencia, no se sienten útiles para la sociedad. Eso es una parte muy grave que hace que su deterioro sea mucho más rápido.

A la hora, Carlos, de darles diagnósticos a estas personas mayores, ¿se tiene más tacto que a una persona, me invento, de 40 o 45 años? ¿Se les da ya los diagnósticos como, “Bueno, venga, otro” o se tiene cuidado en la forma de comunicarles?

Realmente el cuidado lo tienes que tener con la persona, no va en función de la edad, porque te puedes encontrar un paciente mucho más joven al que tienes que valorar el momento. Hay que tener más tacto al dar una mala noticia, que es algo que no muchos profesionales saben hacer y se enseña poco en la formación que tenemos. Pero sí es cierto que lo que tenemos que hacer con casi todos este tipo de pacientes es adecuar los diagnósticos al vocabulario que ellos tienen. Es decir, utilizar menos tecnicismos, hablar de una forma mucho más llana para que te entiendan qué es lo que tú necesitas.

¿Tenéis tiempo para dedicarle a los mayores, o por lo menos el tiempo que merecen y que necesitan?

Esa pregunta es otra buena pregunta también, porque hoy en día, con el sistema sanitario tal y como está, la carga de trabajo es tan grande que no se le puede dedicar todo el tiempo que nos gustaría a ellos ni a otro tipo de pacientes.

¿Ellos os demandan más de lo que les dais?

Sí y además, es un perfil de paciente, por lo menos en la unidad en la que yo estoy, que al ser una persona mayor, con más fragilidad, con más patologías, y que siente un poco que es menos útil para la sociedad, demanda más. Muchas veces el paciente se siente cuidado y quiere más ese cuidado para sentir que tiene algo de protagonismo. Entonces, muchas veces tienes que saber cuánto darles, porque si no se puede volver algo, digamos, adictivo, el decir: «Oye, atiéndeme, necesito esto, necesito aquello». Tienes que tener un poco de cuidado en cómo lo haces.

Una vez que entran a este servicio, ¿la familia está o no está? ¿Cuál es ese seguimiento?

He visto de todo. La verdad que yo te voy a decir que generalmente la familia está, no como debería, pero bueno, siempre hay algún familiar que presta ese apoyo. Pero sí es verdad que he visto casos donde la familia no. De hecho, en la unidad en la que yo estoy hay muchísimos casos que se han convertido prácticamente en casos sociales. Es decir, son pacientes que por su demencia o por su enfermedad de Alzheimer o porque ya no tienen las capacidades mentales que deberían, la familia lo único que quiere es recibir una compensación económica o cualquier ayuda que puedan recibir de ese familiar y después los tienen totalmente desatendidos. Como saben que tienen el sistema sanitario que los cubre, pues ellos se desentienden totalmente.

Entonces para ellos esa persona se convierte en una persona invisible.

En una carga. Lo que percibo es que ese tipo de familiares que solo aparecen cuando tienen que firmar algún documento, cuando quieren alguna herencia o alguna ayuda económica, lo ven como una carga.

Y a ese tipo de personas, vosotros, los sanitarios, ¿tenéis la obligación o tenéis que comunicarles algo de cómo ellos se están comportando y cómo están tratando a ese familiar? ¿Cómo se actúa ante esta injusticia, bajo mi punto de vista?

No se puede actuar. A muchos nos gustaría poder decir alguna cosa, pero sí es verdad que algo que te inculcan en la carrera desde el primer momento es que tú estás ahí para hacer tu trabajo y no para hacer ningún juicio, porque entonces ya no serías enfermero. No podrías estar todo el rato teniendo ese tipo de conflictos con los familiares porque te olvidas de lo que realmente es tu objetivo, que es el de mantener o mejorar la salud del paciente.

Carlos, ¿recuerdas alguna historia que te haya llegado, que te haya calado en toda tu profesión, en la que llevas hasta el momento?

Pues sí, tengo algunas historias, la verdad. He visto cosas bastante fuertes. Pero sí que hubo un paciente que cuando yo trabajaba en hematología en Salamanca, su caso me tocó mucho. Era un paciente súper joven, acababa de ser padre y llevaba tanto tiempo ingresado en la planta que prácticamente era parte del equipo. Conocía a todo el equipo, a todos los médicos, a todos los enfermeros. Sufrió un cambio en la salud muy drástico. Cuando supimos que su estado de salud empeoraba y que ya no había nada que hacer, la verdad que fue bastante duro porque además acababa de ser padre. El resultado fue que falleció. No logró salir del hospital. Lo bonito siempre dentro de estas desgracias es que nos escribió una carta agradeciendo a todo el equipo todo lo que habíamos hecho por él, por su familia y cómo se había sentido con nosotros.

Esto imagino que no era en el departamento de geriatría, porque en geriatría, Carlos, ¿a partir de qué edad empiezan a entrar personas?

La verdad es que no tengo clara una edad exacta, pero el paciente más joven que he tenido es de 64 años. Creo que va más en función del tipo de paciente que es, más que de la edad. Es verdad que la edad es un factor importante, ¿no? Porque una persona a lo mejor de 30 años en el entorno en el que yo trabajo, pues estaría totalmente desubicado. Pero no creo que haya una edad exacta. Suele rondar a partir de los 60 o así.

Avances, envejecimiento saludable y cuidados paliativos

Hemos hablado un poco de cómo es el día a día y de la parte más sentimental o psicológica, pero ¿cómo ha avanzado y qué innovaciones se han incorporado a nivel tratamientos y avances en estas áreas?

En temas de avances, donde he visto más es a nivel de prótesis y de ortopedia. Pero en el trabajo que yo realizo día a día, donde más se ha visto es en el trato humano, en humanizar ese cuidado del paciente mayor. Por lo que comentábamos antes, de que sienten que no son útiles, se sienten un poco apartados por la sociedad, pues intentamos que se sientan mucho más integrados, que tengan mucha más autonomía. Porque al final, lo que intentas conseguir muchas veces con este perfil de paciente ya no es que mejore su salud, sino que tenga una autonomía para mantener esa salud lo máximo posible, que no necesite al sistema.

En términos generales, Carlos, ¿tú cómo crees que envejece favorablemente?

A ver, hay una serie de factores que son para todo el mundo: unos buenos hábitos de alimentación, ejercicio y sueño. Esos son los tres pilares. Pero después es muy importante en este tipo de paciente, para envejecer bien, tener una autonomía y sobre todo tener un objetivo. Se ha visto que tener objetivos no solo alarga la vida, sino que además la alarga con calidad. Y si además tienes un entorno de relaciones fuerte, muchísimo mejor. De hecho, hay comunidades, hay culturas donde los pacientes no son pacientes, sino que los familiares mayores, los ancianos, están mucho más integrados en la familia, son mucho más útiles, y aparte de que son más longevos, llegan con una calidad de vida y sin deterioro cognitivo mucho mayor que en Occidente.

¿Y cómo podemos fomentar eso?

Esa es otra buena pregunta. Hay que hacer visible que son una parte importante de la sociedad. Creo que se puede aprender muchísimo de ellos. Yo de hecho aprendo mucho de ellos. Lo que pasa es que hay que tener esa paciencia y esa escucha activa para saber qué queremos aprender de ellos.

¿Y en cuanto a la medicina preventiva?

En este país es un tema difícil porque el sistema sanitario está enfocado más a una medicina resolutiva que preventiva. Pero yo siempre que recomiendo prevención digo que lo mejor es una buena alimentación, ejercicio y sueño. El sueño es algo que además tenemos muy alterado y deberíamos de trabajar mucho más.

¿Cómo lo trabajarías? Porque el sueño es algo que escuchamos cada día: “Hay que dormir bien”, “un buen descanso”. Yo, honestamente, Carlos, cuando me acuesto, digo: «A ver, ¿cómo puedo tener un buen descanso y cómo puedo dormir bien?». Me pasa un poco como con la respiración, de pronto me he enterado de que no sé respirar, pues un poco con el sueño igual.

Con el sueño hay detalles muy simples, pero muy efectivos. Por ejemplo, recibir sol por la mañana. No se puede recibir en todos los sitios por el clima, pero tomar el sol si tienes la oportunidad, sobre todo en horas de la mañana, es muy efectivo. Otra cosa muy efectiva es el tema de las luces y las pantallas. Reducir de media hora a una hora ese estímulo visual justo antes de irte a dormir es muy beneficioso. También que el tipo de luz sea más cálida o roja que blanca, porque la luz blanca hace que tu nivel de activación suba. Y como he dicho antes, hacer ejercicio físico de manera regular y una buena alimentación ayuda muchísimo.

Con estos consejos, ahora me gustaría preguntarte qué mitos tenemos alrededor de la vejez y el envejecimiento qué te gustaría resaltar.

Pues bueno, un mito que se tiene, que hemos abordado antes, es el de que no se puede aprender nada de ellos o muchos jóvenes ven que no pueden sacar mucho provecho de lo que ellos puedan enseñarte. Y otro muy curioso y muy anecdótico es el tema sexual, que muchas veces pensamos que este tipo de personas no tienen apetito sexual, y sí que lo siguen teniendo. De hecho, en muchas residencias y servicios se ve que se emparejan muchos pacientes estando ingresados incluso. Y otra cosa es el tema de que muchas veces pensamos que no tienen ese aliciente o ese objetivo, que cada vez se está viendo menos, pero muchos de ellos sí que tienen esa energía y esas ganas de vivir y ese «por qué» para levantarse cada día, que es lo importante.

¿Hay falsas creencias en el cuidado geriátrico?

Sí, yo creo que más que una falsa creencia, lo que la gente percibe, por lo que me dicen, es que no hay tanto trabajo como el que se hace. Por ejemplo, en el hospital donde yo estoy, el trabajo más importante es el rehabilitador, es decir, el enfocarse en el ejercicio, en la fisioterapia y en la rehabilitación del paciente es lo que más rápido hará que recupere esa autonomía que buscamos. Además, está demostrado que la falta de movimiento te deteriora mucho más rápido cognitiva y físicamente. Ese tipo de trabajo, cuando hablas con la gente, ni siquiera se plantean que lo hagas. Piensan que tú, bueno, pues das unas comidas, un tratamiento, ya sea intravenoso u oral, y que tienes un cuidado de lo que ellos necesitan. Pero nosotros nos enfocamos muchísimo en la parte de movilidad. Tenemos un equipo de fisioterapia buenísimo y un equipo de rehabilitación que le dedica muchísimas horas.

Vamos a hablar ahora de las 5D de la sedación paliativa. ¿Podrías explicarnos un poco en qué consiste?

Sí, es una regla nemotécnica de cinco requisitos que se miran para poder sedar a un paciente. Lo aprendí en paliativos de un amigo, un médico muy bueno que se llama Jose, le mando un saludo desde aquí. Se me quedó grabado porque me pareció muy fácil y muy interesante cómo él lo explicaba. Consiste en que esos cinco criterios son: Dolor, Disnea (que es la dificultad para respirar), Distrés espiritual, Delirio (que casi se me olvida, el delirio es súper importante como factor para saber si se seda a un paciente), y Desangrado (en realidad es un sangrado, pero él le pone esa D para completar la nemotécnica y que sea mucho más fácil).

O sea, una vez que sabemos esas 5D, ¿qué significa cada una de ellas y nos puedes contar sobre ellas?

Bueno, el paciente paliativo es un paciente que digamos que tiene una situación en la que no hay un remedio. Entonces, lo que se hace es adecuar esa calidad o ese confort para que no sufra, para que no tenga dolor, no tenga disnea y tenga estas 5D de las que hablamos. En el caso de que, incluso con todas las medidas posibles, el paciente tenga uno de estos requisitos activos y no tenga una solución, porque la patología que suelen tener no tiene una solución, eso es lo que te daría la pista, la luz verde para tú decir: «Vale, a lo mejor ahora es cuando tengo que hacer una sedación», que consiste en quitarle ese disconfort al paciente, en quitarle esa angustia que puede ser por un dolor muy fuerte, una dificultad respiratoria o cualquiera de las otras cinco que te he mencionado.

¿Qué papel juega el bienestar de los pacientes en esta fase ya final de su vida?

Es el más importante. De hecho, los equipos de paliativos que yo he conocido son buenísimos y lo que buscan es eso, que el paciente no sufra, porque hay muchísimos pacientes que mueren en el hospital intentando salvar la vida. Pero en paliativos, al ya saber que no hay un remedio, el objetivo que se busca y todo el esfuerzo se pone en que tenga la mejor calidad de vida hasta que llegue el último momento y que no sufra en ningún momento. Es lo que se busca.

Volviendo a la familia, ¿cómo se lleva, se maneja la comunicación con ellos en estos momentos?

Es una parte muy importante y el equipo de paliativos sí que está entrenado en ello. Igual que te decía antes que mucha gente no sabe dar malas noticias y no sabe comunicar, justo los equipos de paliativos sí que se entrenan para ello y es una parte muy complicada porque suelen ser situaciones muy difíciles. Y muchas veces es mejor no decir nada que decir algo que no debas. Yo, cuando alguna vez alguna alumna me ha preguntado algo, me dice: «Oye, a la hora de comunicar…», le digo: «Mira, si no sabes qué decir, quédate callado y ya está». Y es importante, sobre todo, más que darle consejos a los familiares, hacerles saber que estás ahí para lo que necesiten. Incluso lo puedes aplicar en tu día a día. Muchas veces, cuando hacemos una escucha activa, no se trata tanto de decirle: «Oye, tranquilo» o «vas a estar bien», sino simplemente decir: «Mira, si me necesitas, estoy aquí».

Me he apuntado una frase de lo que has dicho que me la quedo guardada. Tengo un bloque aquí de preguntas sobre procedimientos y fármacos que creo que muchas veces damos por hecho que conocemos los fármacos o cómo proceder ante algo que nos pase en nuestro día a día, pero creo que no es del todo cierto. Betadine o Cristalmina, ¿en qué caso se recomienda cada uno de ellos?

Betadine o cristalmina, en qué caso se recomienda cada uno

Esta pregunta me la hacen muchísimo. A ver, te voy a poner un poquito en contexto. El Betadine es una solución de yodo que libera ese yodo y oxida de manera que rompe la estructura de las proteínas y de las células. Es un poquito más agresivo, digamos. La Cristalmina, en cambio, lo que hace es cambiar el medio celular y desorganizarlo, haciendo que ese medio celular salga fuera. Es un poquito menos agresivo. Lo que pasa es que los dos son antisépticos muy buenos, pero el Betadine se utiliza más en el área quirúrgica. ¿Por qué? Porque tiene un espectro más amplio, es decir, cubre bacterias de tipo negativo, tipo positivo, y además es más efectivo frente a invasiones de virus y hongos. En cambio, la Cristalmina tiene menos efectividad ante esos virus, hongos y los Gram negativos, pero sí es verdad que favorece más la curación. Entonces, siempre es una valoración. En cirugía, como se hacen esas aberturas del cuerpo tan agresivas, para cubrirse un poco lo que se hace es poner el Betadine porque es más efectivo.

Pero en nuestro día a día, es decir, te caes, te arañas la rodilla, ¿qué ponemos?

En ese caso, yo prefiero la Cristalmina, por eso mismo, porque va a favorecer más la curación y te va a proteger igual de bien.

¿Y el alcohol, dónde queda en todo esto?

No, no, el alcohol está totalmente desestimado. El alcohol es algo que se utilizaba hace muchos años, pero lo único que vas a conseguir es mucho dolor y mucha irritación, y además vas a hacer que la curación sea mucho más lenta y mucho peor.

Es decir, el alcohol fuera de nuestros botiquines definitivamente. ¿Cuándo es mejor dejar una herida al aire o taparla? Cuándo es mejor dejar una herida al aire o taparla

Esa pregunta es difícil porque depende de la herida, de la zona en la que esté y de cómo esté la herida en ese momento. Las heridas se clasifican en cura en ambiente húmedo o en ambiente seco. Dependiendo de lo que necesite la herida, si está sudativa (es decir, si está expulsando líquido), si está infectada, si está roja o si tiene un buen aspecto, pues puede ser mejor dejarla secar o puede ser mejor humedecerla.

Y ante una quemadura, ¿qué es mejor? ¿Agua fría, agua caliente o que nos estemos quietos?

Para las quemaduras hay unas pautas muy simples: la quemadura siempre agua fría, siempre, ya sea a chorro (si no es a chorro porque puede hacerte daño, dependiendo del tipo de quemadura) o metiendo la parte quemada en agua fría. Pero siempre es más importante en las quemaduras saber lo que no debes hacer que lo que debes hacer. Cuanto menos hagas, mejor. Si tienes una quemadura, por pequeña que sea, lo suyo es que la vea un profesional. Pero hay quemaduras de todo tipo y puede ser mucho más peligroso intentar vendar la zona, intentar poner una pomada, intentar lavarla y frotar en una zona que no debas. Puede ser mucho más peligroso que simplemente poner un poquito de agua o suero fisiológico, que también es recomendable, y ya está. No juguemos a los médicos ni juguemos a los enfermeros.

¿Qué trucos existen, Carlos, para hacer más visibles las venas? Hay personas a las que no se les ven las venas a la hora de sacar sangre y demás. ¿Pueden hacer algo para que ese momento sea más llevadero, digamos?

El tema de las venas es verdad que es muy… juega un papel muy importante la genética y también la composición corporal. Pero es verdad que en el momento, la única que se me ocurre es que puedas, digamos, si pones un compresor en el brazo para intentar ver la vena mejor, pues que dejen el brazo colgando y esperen un poquito más, tener un poquito más de paciencia. Porque sí es verdad que he visto a muchas enfermeras de la vieja escuela dar manotazos y eso lo único que va a hacer es dejarte la zona roja, pero no va a hacer que la vena sea más visible.

En tu menú serotonina, Carlos, ¿qué alimentos o qué palabras estarían presentes?

Yo lo simplificaría mucho. Mira, en el tema de la alimentación, que es un tema que está avanzando muchísimo y que tenemos muchísima información de todo tipo, yo lo que te diría es que intentes comer lo menos ultra procesado posible, es decir, que los alimentos sean lo más naturales posibles, que tengas una ingesta calórica adecuada. Porque si tú te metes muchas más calorías de lo que necesitas, te sobrealimentas, tu cuerpo no va a ser eficiente en cuanto a lo que necesita de cada alimento. Te pongo un ejemplo: si te comes un menú de hamburguesa ultra procesado y después te tomas una zanahoria, tu cuerpo no va a decir: «Uy, voy a coger de la zanahoria lo que necesito», porque te acabas de meter un menú de hamburguesa. Quítate bebidas que no son las adecuadas, prioriza el agua, el té o el café. Con eso ya estarías ganando muchísimo, ya estarías teniendo una alimentación mucho mejor, no inflamas tu cuerpo y haces que tu serotonina sea mucho mejor.

No sé si te gustaría, Carlos, comentar algo más, mandar algún mensaje desde la posición en la que ahora mismo estás como enfermero en la parte de geriatría.

Pues sí, mira, me gustaría decir que se tiene que tener mucho más en cuenta a las personas mayores. Y otro mensaje para la población es que el cuidado empieza por uno mismo. Si queremos esperar que el sistema nos salve, no lo vamos a conseguir.

¿A quién te gustaría escuchar, Carlos, o ver en Palabras con Salud? ¿Alguien que te inspire, alguien que tengas ganas de ver una entrevista?

Pues hombre, a mí me gusta mucho, tanto por la parte médica como por la parte psicológica, Mario Alonso Puig.

¡A mí también! Desde aquí vamos a invitar a Mario Alonso Puig a venir a Palabras con Salud. Carlos, muchísimas gracias por acompañarnos en este espacio.

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