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BELLEZA Y LIDERAZGO con Gema Mancha

Medicina estética: más allá de lo superficial, una herramienta para el bienestar

Belleza, ciencia, liderazgo y propósito en la medicina estética

Bienvenidos a Palabras con Salud, un punto de encuentro donde hablamos con los mejores expertos para cuidar nuestro bienestar. Soy Marina Montiel y aquí cada palabra cuenta para mejorar tu salud. En este episodio vamos a hablar de belleza, pero también de ciencia, liderazgo y propósito, de cómo la medicina estética puede ir mucho más allá de lo superficial y convertirse en una herramienta para el autocuidado, la autoestima y el bienestar emocional. Para ello nos acompaña una mujer verdaderamente inspiradora. Ella es Gema Mancha, directora general de Merz Aesthetics Iberia, reconocida por Forbes como una de las 50 mujeres más influyentes del sector de la medicina estética. Gema es experta en liderazgo y ha sabido transformar equipos y organizaciones desde un enfoque profundamente humano, potenciando entornos de alto rendimiento a través de la empatía, la inspiración y el propósito.

Quién es Gema Mancha y su rol en Merz Aesthetics

Un placer. Bueno, habrá gente que a lo mejor esté escuchando el podcast y viéndonos y no sepa quién es Gema. A mí me gustaría que te presentaras, que me contaras un poco quién eres, cómo has llegado hasta donde ahora mismo estás y cuál es tu rol en Merz Aesthetics.

Pues bueno, tú has comentado uno de ellos que es la dirección general. Asumo desde hace 5 años la dirección general de Merz Aesthetics para España y Portugal y hace uno pues tuve un rol adicional liderando la innovación digital para la región de mi compañía. Así que nada, pues soy una persona normal y corriente, pues trabajadora, como tú, como todos los que nos escuchan, que le gusta hacer las cosas lo mejor que puede y sabe que siempre pues tiene mucha curiosidad e inquietud por mejorar, por ir pasando niveles, ¿no? Pasando pantallas y muy familiar. Estoy casada con dos hijos de 24 y 18, o sea, ya mayores y pues eso, una persona normal y corriente.

La trayectoria profesional y el liderazgo: claves para el éxito

¿Ha sido difícil, Gema, llegar hasta aquí?

Bueno, ha sido como pues un conjunto de retos como cualquier persona que no es que me propusiera claramente llegar a donde he llegado, sino que bueno, pues siempre me ponía pequeñas metas desde que empecé mi carrera hasta ahora. Siempre estás intentando mejorar, intentando aprender, intentando ver hacia dónde van las cosas y de alguna forma yo creo que incluso liderar. Algunas veces pienso como que la parte de líder ya se lleva un poco de serie, luego se mejora con técnicas, con competencias. Muchas veces, por ejemplo, cuando se habla de liderazgo y me preguntan, «Bueno, ¿tú cómo lideras ahora que tienes esta posición?» Y yo creo que se lidera siempre, se lidera desde tu pequeña o gran área de influencia. O sea, yo, por ejemplo, me es ahora muy sencillo o más sencillo que antes, quizá por la experiencia, la edad… También es darte cuenta qué persona tiene madera de líder, porque hasta sin tener un cargo en la empresa, tener una autoridad formal, se hace como respetar o justo en la persona que tú ves que tiene esa inquietud que no se conforma, busca cómo hacerlo mejor o retar el estatus quo, ¿no? Y dice la gente, pues esto siempre lo hemos hecho así, pero ¿por qué? porque no lo podemos hacer de otra forma. Esa persona no tiene que tener ningún cargo ni llevar ningún equipo. Tú ahí ya detectas eso, que tiene madera de líder. Así que bueno, totalmente de acuerdo.

¿Se imaginaba la Gema de la universidad llegar donde a día de hoy está?

Bueno, pues la verdad que te voy a decir una cosa, ni me lo imaginaba ni me parece una cosa rarísima. Yo sabía que como en mis tiempos era ser liante lo que ahora es ser disruptiva, pues yo siempre he sido esa, la que liaba un poco todo, la que liaba los amigos para no sé qué, la que me fui a Inglaterra muy joven de Oper porque quería aprender inglés y no existía ni los teléfonos ni existía nada. Me fui sin un duro y me daba igual, o sea, era como decir yo pues quiero aprender, sé que es importante el idioma, pues me voy para allá y me da igual trabajar donde sea. Luego al año siguiente me fui otra vez a Inglaterra y conocí a mi marido todavía desde hace 35 años en un Burger, los dos trabajando así entre nuestros años de universidad. Entonces es como que cualquier cosa era, si le preguntas a mi madre, te diría cualquier cosa esperaba de esta chiquilla.

Totalmente. Yo me veo un poco identificada contigo, Gema, porque a mí me llamaban Marina la Fantástica, ¿no? porque yo siempre estaba fantaseando. Lo que parecía que era imposible, yo decía que lo iba a conseguir. De hecho, yo soy de Cehegin, de un pueblo de Murcia. Llegué a Madrid un poco a la aventura y todo el mundo me decía lo difícil que era el mundo de la comunicación y demás y yo decía, «Bueno, a mí me parece fenomenal, pero yo lo voy a intentar”. También estuve en Inglaterra, ¿no? Y es como que quien lo tiene claro y la sigue, pues al final termina consiguiéndolo. Y habrá gente que imagino que dirá, «Qué suerte, Gema, ¿dónde ha llegado? ¿Dónde ahora mismo está?» Pero bueno, también te lo has trabajado, te lo has estudiado y te lo has currado.

La evolución de la medicina estética: de lo radical a lo natural

La medicina estética, Gema, ha evolucionado mucho en los últimos años, como todos sabemos. Pero, ¿cuáles crees tú que han sido los principales hitos de la historia de cómo ha evolucionado hasta el momento en el que estamos ahora?

Pues yo llevo en medicina estética 18 años. Entonces, quitando el hito de la pandemia, que fue donde se fue un boom máximo y eso cambió todo, fue como un punto concreto de inflexión. Por otro lado, están las redes sociales que han hecho que de repente todo se democratice mucho más y al final todo el mundo hable de medicina estética siendo médico y no siéndolo. O sea, que quitando esas dos cosas, realmente ha sufrido una evolución te diría progresiva. Al principio, yo me acuerdo cuando empecé, pues la medicina estética se usaba de una forma muy concreta. Tenías una arruga aquí, ponías no sé qué. Me acuerdo que siempre se inyectaba así en los surcos de ojos o bueno, las patas de gallo. Era como todo parcial, como si la cara no tuviera un todo, sino que tu cara casi fuera como el “mr. potito”, que parece que está como que cada cosa no tiene que ver con la otra, que eso ha sido casi un poco el error. Lo lógico es que las cosas van evolucionando. Sí ha hecho que haya una evolución necesaria de hacia dónde van las cosas, que es hacia una medicina estética mucho más de resultados naturales, menos invasiva, donde todo es como un 360. No se mira una arruga, sino cuál es tu cara. Se busca armonía, no se busca parecer más joven ni tener 15 años cuando tienes 40. Se busca que, con tu estructura, con tu forma dinámica de expresarte, simplemente armonizar eso un poco más.

Antes se buscaban cambios radicales, y ahora yo creo que pasa un poco, como lo comparo con la parte de la fuerza en el gimnasio, que es como: “No, yo no hago fuerza porque no quiero que se me note mucho”. Ahora cuando vamos a un centro de estética es como yo quiero hacerme algo, pero que no se note. Es todo lo natural. Antes era lo radical y ahora es lo natural. ¿Por qué Gema crees que eso?

Pues fíjate, no te creas que antes se buscaba lo radical. Lo que pasa que lo que te digo, ese abordaje de la medicina estética mucho más parcial hacía que los resultados no fueran naturales. No es que se buscara, es que verdaderamente se trataban las cosas de otra forma y evolucionan las técnicas, evolucionan los productos, no hay más cosas aparte de eso. Pero lo que sí ha pasado es que todos los cambios que hay ahora de buscar la naturalidad son casi consecuencia de esa mala praxis o esos resultados no naturales de los que la gente huye. Yo cuando voy a foros y les digo: “Pues yo trabajo en una farmacéutica en medicina estética”, me dicen: “Ay, yo no me quiero parecer a las de la tele”. O sea, eso es el primer freno y resistencia que es absolutamente común en todos los foros de personas que no están a lo mejor tan familiarizadas. Tienes que decir: «No, no, es que esto no es así, es que esos resultados no están bien hechos”. El buen resultado no lo notas o lo notas muy poquito, pero no es tanto como que antes había un deseo y ahora hay otro, sino que ahora lo que no se quiere se tiene muy claro. Entonces, así van las cosas.

Y en cuanto a las tendencias actuales en medicina estética, ¿qué podemos esperar de los próximos años? ¿Cuáles son las tendencias actuales y un poco hacia dónde vamos?

Pues vamos hacia una medicina mucho más regenerativa. La bioestimulación regenerativa, que lo que te viene a decir en palabras muy sencillas es: utilizar técnicas, productos o tecnologías que lo que hacen es que ponen a tu cuerpo a trabajar, a tus células a que produzcan colágeno, elastina o el propio ácido hialurónico, que también es una sustancia biológica. Todo esto, este tipo de de procedimientos es hacia donde van las cosas. En vez de tanto hacer cosas un poco más de rellenar, que esto se llevaba más antes, ahora es más ayudar al cuerpo, estimular el propio cuerpo a que de alguna forma trabaje por dentro. Hacia ahí van las cosas.

Gema, me gustaría preguntarte, ¿si nuestro cuerpo deja de funcionar a determinada edad y si así ha sucedido siempre o debido a nuestro ritmo de vida, es por eso que necesitamos este tipo de herramientas y de tecnologías que ayuden a nuestro cuerpo a generar ese colágeno o esa elastina que nuestro cuerpo ha dejado de generar?

Realmente no es que haya grandes cambios a nivel biológico. Eso te lo tendría que decir seguramente un experto, un médico. Yo lo que sí veo es que la medicina estética es muy curiosa porque es una disciplina que tiene muchas derivadas. En la parte, por ejemplo, psicológica, lo que sí está pasando, lo que sí es diferencial respecto a hace años es que como vivimos mucho más años, pues antes a lo mejor con 50, y yo ahora tengo 54 años, las personas eran ya ancianas. Ahora, pensamos en cómo nos sentimos nosotros y cómo nos queremos ver. Hay una especie de gap entre cómo te sientes tú y cómo tu cuerpo va envejeciendo. Entonces, lo que hacemos ahora o, lo que hace la medicina estética, es cerrar un poco esa brecha, a que tú te veas en el espejo y te reconozcas. Que tú digas, «Joder, si yo soy una tía superjoven o así me siento”.

Claro, porque hay mucha gente que tiene miedo a esos tratamientos por no reconocerse luego. ¿Qué se le podría decir a estas personas que tienen miedo pero que les gustaría hacerse determinados tratamientos para verse mejor?

Pues lo primero que lo del miedo es totalmente normal y legítimo. Todo el mundo cuando nos enfrentamos a cambios o a situaciones que son desconocidas, tiene miedo. O sea, eso es una cosa como lógica, humana. Lo importante es que hay muchas formas de asesorarse para tener claro que las manos en las que te pongas son las correctas, porque aquí lo primero es entender que la medicina estética es medicina. Entonces, la estética es, por así decirlo, el apellido. Pero estamos hablando de medicina. En España la ejercen médicos, eso es lo primero, ir a médicos cuando una persona desee realizar un tratamiento. También ir a consultas a nivel de las autoridades sanitarias, la especialidad de medicina estética se llama U48, tienen un cartelito los médicos siempre porque es obligatorio por ley en sus clínicas. Es otra forma de darte cuenta de que el sitio en el que estás, es una clínica que está regida por un médico. Otro tema importante son los productos que se usan, tenemos todo el derecho de informarnos. Por supuesto, el médico es el especialista que sabe y entiende y nos va a dar su mejor consejo y opción, pero nosotros igualmente tenemos todo el derecho y casi el deber de estar informados de lo que nos ponen. Los productos llevan una pegatina. Es bueno que los médicos te den una especie de “pasaporte de salud” de medicina estética; y tú sabes que por si acaso otro día vas a otro médico, sabrá exactamente qué producto te han puesto y en qué momento de tu vida. Entonces, toda esa parte es lo que hace que tú te sientas más seguro. Desconfía de las promociones. La medicina no es transaccional, es ciencia. Cuando vayas a sitios que te digan: “este tratamiento normalmente son 600 € y aquí vale 200, está claro que ni el producto va a ser el que te dicen o el médico a lo mejor no es ni siquiera un médico. O sea, que las cosas raras normalmente suelen ser raras, nadie da duros a pesetas.

Tenemos que hacerle caso a la intuición y con todos esos consejos que tú nos das, saber cuando estamos en las buenas o mejores manos y cuando realmente pues no es un sitio de confianza.

Merz Aesthetics: liderazgo, innovación y autenticidad

¿Cuáles son los tratamientos estrella, Gema, de Merz Aesthetics en este momento?

Pues nosotros, la verdad es que somos bastante innovadores porque, fíjate lo que te decía, la tendencia de medicina regenerativa, que ahora se habla mucho de ella, nosotros llevamos ya muchos años con grandes marcas que eran inductores de colágeno, cuando realmente esa categoría prácticamente la hicimos aparecer nosotros como compañía. Eso es una parte interesante. Otra parte interesante de nuestro portfolio es la tecnología. Te decía por eso que somos un laboratorio muy innovador porque hay más tecnología buena. Nosotros incorporamos una ecografía dentro de la propia tecnología donde el médico sabe exactamente dónde tiene su target diana, dónde tiene que hacer su procedimiento para que sea el resultado lo más eficiente y seguro posible. Otra de las cosas, en relación a cuando me has preguntado sobre cómo saber cómo de importante es la empresa o el laboratorio farmacéutico detrás, es que yo te diría que conozco muy bien este sector y lo extrapolo cuando no sé de otras cosas y a lo mejor en vez de sólo entender el producto y decir: “Me han hablado este producto” o “Lo he visto en Instagram”, deberías ir a la empresa. Todas las empresas serias tenemos nuestra cuenta de LinkedIn. A mí me puedes ver en Instagram, donde tengo mi cuenta personal y la de mi compañía. En el LinkedIn de nuestra compañía puedes ver la gente y cómo somos los que estamos detrás, qué tipo de cosas hacemos… O sea, en cualquier momento cualquier paciente puede escribirme, de hecho me escriben por LinkedIn. Pueden comentar en cualquier foto, te pueden pedir información y eso es una garantía también para decir: “Oye, que hay un laboratorio que lleva 120 años trabajando en esto” imagínate si es seria la cosa.

Hablamos de envejecimiento hace un rato. La prevención es clave para esto. ¿Cuándo es el mejor momento para empezar a cuidar la piel con tratamientos?

Bueno, te diría que a partir de los 30 años. Esto de lo que te decía antes de la pandemia, que hizo un cambio en el paradigma y todo el mundo empezó a entrar y entró gente muy joven, incluso con 18 y 19 años. Es importante que tengamos la prevención como algo clave, porque esto además no solo es en la medicina estética, sino en muchas ramas de la medicina. Pero tengamos también cuidado y responsabilidad, tanto los médicos, que lo hacen siempre, como los laboratorios, la prensa, los medios… Que nos ayudéis a que esto no pierda el foco de que es medicina. Entonces, nunca es demasiado tarde, pero algunas veces es demasiado pronto.

La industria de la estética es altamente competitiva. A mí me gustaría saber tú a qué retos te has enfrentado a lo largo de toda tu carrera.

Bueno, realmente a los que la mayoría de los ejecutivos. ¿Quizás lo dices más como jefa, como directora?

Por supuesto como directora, como líder, ¿no? ¿Cómo ha sido toda esa evolución y en este sector que es altamente competitivo como cualquier otro, a qué retos te has podido enfrentar y qué recuerdas?

Primero, aunque parezca lo que tanto se habla ahora, el hecho de ser mujer no siempre ha sido fácil en puestos que ya tienen una responsabilidad importante. Al final han habido muchas mujeres que han optado por, entre comillas, masculinizar su estilo de dirección para no destacar mucho. O por lo menos para mimetizarse con el entorno. Y yo en eso he tenido claro que nunca lo iba a hacer. Quizás uno de los retos más importantes para mí siempre ha sido mantenerme fiel a cómo soy yo como persona, porque al final soy la misma como líder. Y yo creo que mi parte de autenticidad también es la que conecta con mi equipo y con mi entorno. Entonces esa parte de autenticidad puede dar muchas veces muchos dolores de cabeza.

¿Siempre has sido tú Gema o ha habido algún momento a lo largo de tu vida que decidiste ser otra porque los demás no hablaran hasta que ya te convertiste realmente en tu esencia?

No, nunca jamás. Siempre fui Gema. De hecho, por ejemplo, tengo muchísimos amigos y amigas y gente de mis empresas en mi LinkedIn. Tú lo ves y cuando pongo una cosa de repente me comenta alguien que conozco desde hace 25 años de cuando trabajé no sé dónde. De hecho yo creo que eso es lo que más me caracteriza, que cómo sabes lo que pasa, que como en el fondo he hecho mi camino desde abajo, pues nunca he nacido con privilegios de ningún tipo que me hayan hecho decir: “es que yo no quiero estar en otro nivel”. Ni la parte, por ejemplo, de jerarquía, me supone tener ego, todo eso es que me da totalmente igual. Entonces en ese sentido, es un reto mantenerte ahí, pero bueno, es que así soy. Y habrá a gente a la que no le guste, pero no pasa nada, no podemos gustar a todos.

¿Cuáles son tus valores principales y fundamentales? O sea, esos cimientos, por así decirlo, con los que trabajas día a día con tu equipo y con todas las personas que están a tu cargo.

Pues primero autenticidad. Ese valor se impregna en la organización. También trabajar de forma en la que todo lo que hacemos, se basa en la confianza. Yo te invito a que vengas de verdad y de corazón cuando quieras a nuestra empresa. O sea, se respira como buen rollo. Todo el mundo cuando viene dice: “Jo, madre mía, es que esta empresa como mola”. Yo voy a hablar en una mesa redonda y de repente me llegan 37,000 currículums y eso cualquier persona de mi empresa puede corroborar que es verdad. Entonces, las relaciones están basadas en confianza con todo el mundo, no hay envidia. Imagínate una empresa donde no haya envidia, donde la gente es super generosa con su tiempo y donde, si alguien está mal, todo el mundo acude a ayudarle. Yo creo que en general todos trabajamos mucho el liderazgo en todos los niveles. Desde el liderazgo de valores, de basar nuestras relaciones en el largo plazo.

¿Hay algo que te haya marcado un antes y un después positiva o negativamente en tu trayectoria?

Pues mira, me marcó un antes y un después hace mucho, que fue cuando me di cuenta de que el líder tiene un impacto muy importante, porque tuve a una persona como jefa qué al principio de mi carrera, hace muchísimos años, era como en la película “el diablo se viste de Prada”. Yo me sentía su secretaria y estuve 5 años de mi vida sufriendo un poco. Siendo muy joven, yo ahí juré que si yo algún día tenía equipos nunca haría de forma consciente sentir a las personas lo que yo sentía en aquel momento. Fue una promesa que yo me hice y que siempre intento cumplir. Suelo pedir feedback a mi equipo y les digo: ¿Oye, me estoy pasando? Y muchas veces me dicen que sí porque también soy muy cañera y me gusta ir muy rápido. Y me gusta mucho retar a la gente y siempre tengo esa pregunta de si me estoy pasando: ¿lo estoy haciendo bien? ¿Sigo siendo la jefa que quieren tener o me cambiarían?

Son esas cosas que dicen que de las cosas buenas también sacas aprendizaje, quizá incluso de las cosas malas es de las que más aprendes, ¿no? Lo que sí, lo que no. Eso fue un punto claro que marcó cómo querías que fuera tu carrera y si en algún momento llegaras a ese puesto, cómo tenías que ser y cómo no. ¿Cómo acabó aquel momento? ¿Decidiste tú abandonar este trabajo?

Sí. Como justo yo había hecho una carrera, y acabé estando allí de secretaria, sabía que necesitaba un poco refrescar algo. Había de repente en esa universidad otra carrera que podía hacer para la que me daban beca para luego trabajar allí. Entonces hice esa segunda carrera en una universidad muy prestigiosa de Madrid y sabía que en cuanto acabara la carrera, saldría con miles de ofertas, como salían todos los alumnos de allí. Y así fue. Salí y acabé mi carrera. Además, en la primera carrera me lo tomé normal, o sea, acababa con cinco o seis, o notable de vez en cuando. Esa segunda carrera ya dije: “mira, aquí voy a ser la mejor”. O sea, yo creo que toda esa rabia la canalice en algo bueno y dije, voy a hacer una carrera y voy a aprender, voy a ser la que más sepa, pero no por la competitividad, sino por decir, voy a sacar de todo esto, este regalo que tengo, que me ofrecen y voy a sacar todo el jugo porque voy a ser la mejor de marketing, aunque solo sea por intentarlo.

En el sector empresarial se habla mucho del síndrome del impostor, ¿lo has podido experimentar alguna vez?

Sí, hombre, todo el rato y se sigue experimentando. Yo creo que lo experimentamos todos, lo que pasa es que hay gente que se atreve a decirlo abiertamente y otros no. Y se experimenta tanto en hombres como en mujeres. Quizá las mujeres somos un poco más autoexigentes, pero también los hombres. En muchos momentos, miro para atrás y digo: «Madre mía, soy la directora de innovación de Europa». Yo misma, en el Mercadona, digo: «Ostras, esto es fuerte. ¿Lo estaré haciendo bien?». Toda esa parte de duda, de sentirte como: «¿Qué hago yo aquí si soy una tía normal?», me pasa todo el rato. Pero fíjate, un día escuché en un podcast a una persona muy importante, directora de una agencia creativa, que decía que cuando le pasaba eso, le daba un personaje a esa «impostora». Para ella era una mujer y hablaba con ella. Entonces, cuando se sentía así, le decía: «Sí, vale, a lo mejor no lo hago bien, pues mira, lo voy a intentar, chica». Decía: «Mantengo un diálogo con la que me hace daño, con mi impostora, lo normalizo tanto que ya se me quita». Me hizo mucha gracia.

Es cierto, yo recuerdo la primera vez que estuve en un plató de televisión y me sentí como la típica persona que se había colado en una fiesta o en una boda, y que tenía que pasárselo bien hasta que la pillaran y le dijeran: «¿Pero tú qué haces aquí? ¿Quién te ha invitado a ti?». Pues esto es un poco igual, ¿no? ¿Cuál es el mejor consejo, Gema, que te han dado, si lo recuerdas, a lo largo de tu carrera? Un consejo que digas: «Buah, tengo esto».

Eso es tan difícil. No tengo así una memoria para decirte consejos concretos, es más a nivel de familia. Mis padres, como somos una familia muy unida —tengo dos hermanos y mis padres, y nos llevamos fenomenal—, y ellos siempre han sido nuestro faro, siempre decían: «Elegid los caminos, los mejores caminos, aunque sean los más difíciles o sean los más duros, pero siempre el camino que te lleve a hacer un bien por alguien, para alguien. Aunque sea difícil, elegid siempre ese camino».

¿Te ha sido fácil conciliar, Gema?

Te voy a decir que ha quedado fatal también. Es que sabes lo que pasa, que yo intento llevar las cosas lo mejor que puedo, sin arrepentirme, siendo coherente con lo que elijo. Como siempre me ha gustado mucho mi trabajo, he sido muy ejecutiva desde que he tenido mis cargos, mis hijos se han acostumbrado. He hecho cosas como llevar a mi hija a clase vestida de Blancanieves todo el día, cuando solo había que llevarla por la bolsita guardada y la pobre en su clase todo el día entero así. Mis pobres hijos a los que no les llevaba a excursiones porque se me olvidaba el consentimiento. Y lo hemos normalizado todos tanto que nuestra hija me decía: «Mamá, como siempre me pierdo las excursiones, ¿te importa firmarme papeles en blanco y yo los relleno?». Y entonces yo le firmaba y cada cierto tiempo me decía: «Fírmame más que se me han acabado». He creado, junto con mi marido, a unos personajillos que ahora son súper mega independientes. Mi hija es mi mayor fan, me escribe en Instagram: «Mamá, eres mi ídola, mi ejemplo a seguir». Y mi hijo es más gracioso. El truco es que los meto en la empresa. Llego a casa y les digo: «A ver, Natalia, ¿sabes lo que me ha pasado? Mira, con esta persona, hay que hacer este cambio. ¿Tú cómo lo ves?». Entonces ella: «Pues yo haría esto, yo haría lo otro». Y al día siguiente me preguntaba: «Oye, ¿qué ha pasado con los cambios?».

Totalmente de acuerdo contigo, Gema. Hablaba con Carlos Carrera, un enfermero que visitó el podcast sobre geriatría, y él decía que los mayores son los grandes olvidados. Hablábamos de la brecha generacional entre los mayores y los nietos, que no comparten gustos, tecnología, el móvil. Entonces, me ha recordado un poco a lo que me estás diciendo, que involucrar a tus hijos en tu día a día y en tu trabajo es una forma de estar conectados con ellos y con tu empresa, que es una de tus grandes pasiones y a la que dedicas muchísimas horas.

Y de hecho, fíjate, les haces un poco adultos, porque los pobres son niños, desarrollar su pensamiento crítico, cómo enfrentarse a retos. Es como si les estuvieras dando una clase práctica, pero poniendo de ejemplo a tu empresa. Entonces no le cogen manía como para decir: «Es que mamá llega tardísimo». A lo mejor digo: «Pues mañana tengo un evento, ¿no?>» «Mañana el evento y voy a hablar y no sé qué». Te preguntan: «¿Cómo lo tienes? Mamá, ¿estás nerviosa?». Me están escribiendo: «¿Estás nerviosa?». «No, tal». «¿Y qué tal está saliendo?». Entonces están deseando que llegue, pero no para decir: «Mamá, llega a las 9», sino para decir: «Mamá, ¿cómo ha ido?», ¿sabes? O sea, que de alguna forma entran a ser parte de tu vida. No es que no concilie, es como que todo lo mezclo, trabajo con vida privada, todo lo unifico. Y bueno, pues a veces gana la casa, otra gana la empresa. Ahí estamos.

Consejos para futuros líderes y desmitificando la estética

¿Qué consejos das, Gema, a esas personas que te tienen como referente y que siguen tu camino, lo que has conseguido y hasta donde has llegado? ¿Qué consejos le darías incluso a esa Gema que estudiaba en la universidad?

Pues quizá que no hay que pelear todas las batallas. Ha sido quizá algo que, si pudiera volver atrás, aprendería a ser más selectiva en qué invierto mi energía. Algunas puedes dejarlas pasar porque no son tan importantes, y sin embargo, hay otras que son clave y dices: “ aquí con uñas y dientes, hay que ir a por ellas”.

¿Las peleabas todas?

Las peleaba casi todas, sí. Y así estaba yo todo el día peleando con todos.

Tengo una sección muy chula que son mitos y realidades, y como estamos llegando casi al final de la entrevista, me gustaría comentarlos y que me ayudaras a desmitificarlos.

¿Los tratamientos estéticos dejan la cara sin expresión?

Bueno, pues de casi todos los mitos, ya te voy adelantando que seguro que te voy a decir que son falsos. Pero bueno, esto es clarísimamente falso. Es que además en la medicina estética bien hecha, tú mueves todo y haces todo. Es que, imagínate, qué sentido tendría que hablemos de armonizar tus facciones, que hablemos de mejorar, de quizás, poner simetría, y tuvieras que tener en contra el que te dejen congelada la cara. Si está así, está mal hecho, hay algo que falla de forma muy clara.

¿Los resultados de la medicina estética son irreversibles?

Esa tampoco es verdad porque ahora los productos… Es verdad que en el pasado, hace muchos años, hace más de 20 años, había materiales que se utilizaban que eran permanentes. Luego eso se prohibió. Entonces ahora todo lo que se utiliza son materiales que desaparecen. Los neuromoduladores duran entre 4 y 6 meses. El ácido hialurónico, pues igual e incluso a lo mejor seis o siete meses. Los inductores de colágeno, igual, pues una vez al año vas y no necesitas ir más. Y eso va desapareciendo, se va metabolizando. O sea, que también falso.

¿Si empiezas un tratamiento joven, tu piel envejece antes?

Es que yo no sé dónde puede estar la lógica de eso. Es como si dijeras: «Si te lavas los dientes y te los dejas de lavar, se ensucian más». Son cosas… no, rotundo, todo lo contrario. Si realmente estás poniendo a tu cuerpo a trabajar, las cosas empiezan un poco a ralentizar, es que estás potenciando su propio trabajo interno.

¿Los tratamientos no invasivos pueden reemplazar la cirugía?

No, no lo digo tan rotundo pero no. Hay veces que la cirugía puede ayudar. Es verdad que la cirugía quizá antes no era una opción muy directa, ahora la medicina estética ha cogido esa parte de terreno que antes directamente la tenía más el cirujano plástico. Ahora, pues los tratamientos no invasivos, aparte de que las personas muchas veces lo prefieren, en lo que hablamos en las tendencias… La gente viene muchas veces con una flacidez bestial y te dice: «No, esto con X». Y el médico es como: «Perdone, señora, pero es que eso es directo, es bisturí directo, ¿sabes?».

Mensaje final y despedida

Pues Gema, estamos llegando casi al final. El tiempo pasa volando. A mí me gustaría saber si quieres mandar algún mensaje, y además, ¿a quién te gustaría escuchar o ver en el podcast en Palabras con Salud?

Pues a ver, que en mi sector apelemos a la responsabilidad todos. Son tiempos en los que todo lo que antes era casi un estigma, ahora se ha puesto súper de moda la medicina estética. Y como todo en la vida es el equilibrio, en el equilibrio está la virtud. Entonces, que nos informemos bien, que tengamos muy claro que los médicos son los únicos que pueden hacer medicina estética en España, que seamos muy cuidadosos en qué elegimos, que miremos, que seamos rigurosos, ¿no?> igual que cuando elegimos otras cosas, compramos algo importante, le damos muchas vueltas, pues no hagamos las cosas con prisa, que no hay prisa para nada.

Y en persona, ¿a quién quisiera invitar? 

Madre mía, tengo a todos mis médicos que además les quiero muchísimo, les mando un beso a todos. Y no sé, tengo así, por ejemplo, te diría, hay un doctor en Murcia que se llama el doctor Mickey Gomaritz, que lo digo un poco especial porque me acuerdo que empezamos juntos a trabajar cuando él estaba justo empezando también en medicina estética. Es un tío muy preparado, muy estudioso, y ha tenido una evolución muy buena y le tengo mucho cariño, aunque tengo mucho cariño a todos.

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