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MEDICINA REGENERATIVA con el Dr. Marcos Mazzuka

Medicina Regenerativa: el futuro de la salud

Bienvenidos a Palabras con Salud, un punto de encuentro donde hablamos con los mejores expertos para cuidar nuestro bienestar. Soy Marina Montiel y aquí cada palabra cuenta para mejorar tu salud. En este episodio exploramos un campo innovador que está revolucionando la medicina: la medicina regenerativa. Hablaremos sobre sus aplicaciones, los avances más prometedores y cómo factores como la contaminación pueden afectar nuestra salud y el proceso de regeneración celular. Para guiarnos en este viaje contamos con un invitado muy especial: el Dr. Marcos Mazzuka, director médico de McK Medicals Madrid, experto en medicina regenerativa, quien nos ayudará a entender cómo nuestro cuerpo puede repararse y regenerarse con los tratamientos adecuados.

Un placer tenerte aquí para hablar de tantas cosas que no sé si nos va a dar tiempo. Me gustaría empezar esta entrevista preguntándote: ¿por qué de pediatría a medicina regenerativa? No sabía que eras pediatra, que habías ejercido como pediatra, y me gustaría saber el porqué de ese cambio.

El cambio llega en realidad por una inquietud de ver niños, unos niños muy peculiares que por su religión no se les colocaba ningún tipo de elementos externos como antibióticos, no se les pinchaba nada, etcétera. Tenían una salud impresionante. Solamente venían a controles de puericultura, es decir, peso, talla, desarrollo, dieta. Cuando tocaba colocarles otro tipo de sustancia, ellos se negaban porque pertenecían a una religión determinada que se lo prohibía. ¿Qué me llamaba la atención? Muchos de estos niños habían nacido conmigo, es decir, yo los había recibido en sala de parto, pero solamente con el hecho de tener una buena alimentación, estos niños no se habían enfermado. Eso me llamó mucho la curiosidad, para ver qué había sucedido o si era una coincidencia.

Entonces, comencé con un niño, luego buscamos y teníamos cerca de 80 sobre más de 7.500 pacientes en la historia y, efectivamente, prácticamente ninguno de ellos se había enfermado. Podía ser una gripe, una cosa sumamente banal, pero esos casos clínicos que llenaban nuestro ámbito de trabajo —bronquitis, neumonitis, la presencia de gastroenteritis, todas las «itis» posibles, dermatitis atópicas, etcétera—, ninguno de ellos las había sufrido. O sea, lo que son consultas regulares en pediatría, este grupo de 80 niños no lo había tenido nunca.

Solamente con tener una buena alimentación. Y no hablamos de que esto ocurriera hace 200 años.

No, no, 200 años no, porque bueno, soy viejo, pero no tanto, ¿no?

Claro, pero es curioso, ¿no? Porque es reciente, hace poco.

Esto fue prácticamente entre los años 80 y 90. Sí, es que lo interesante era ver niños que, qué sé yo, dos hermanitos que estaban luchando, peleando, porque la madre tenía en un tupper lo que yo pensaba que eran galletas de chocolate o cookies, y resultó que eran unas lonchas de col, de pimiento, y no me lo podía creer. O sea, la madre y estos se comían la col, el pimiento, como si fuera una delicia, ¿no? O la famosa niña, que eso ya lo he contado muchas veces porque me ha impactado, una niña como de 3 o 4 años que entró en la consulta. Yo tenía una consulta muy bonita, con una sala de juegos para los niños, y las madres se quedaban tranquilas viendo sus programas, etcétera. La niña entró con algo en la mano que yo pensaba que era una manzana, comiéndoselo con gusto divino, pero yo veía que le vertía un líquido blanco, y resultó que se estaba comiendo una cebolla. ¡No me lo podía creer! Yo veía la cara de la niña y ella me miraba con esos ojazos, más curiosa ella de que yo la estuviera mirando que otra cosa, y no lo podía creer.

Entonces, ese era el prototipo de pacientes que, como te digo, no se ponían nada y que estaban sanos. Entonces yo dije: «Aquí hay algo que no me han contado», porque ya no era una coincidencia, eran 80 niños. Así que comencé a investigar y me di cuenta de que había cosas muy interesantes en relación con la parte nutricional verdadera, la parte de suplementación verdadera, y te estoy hablando de un momento entre los años 80 y 90 donde no había todos los pesticidas que hay ahora y donde los elementos del campo nutrían mucho más.

Claro, ahí te iba a decir, porque esa cebolla ahora está contaminada.

Claro, deberías pelarla casi toda, deberías comerte el núcleo, por decir, la parte interna, de tanto pesticida que existe.

Eso lo sabemos. En ese momento llega, por así decirlo, a tu vida, por tu inquietud, la medicina regenerativa, ¿no?

Claro, porque al investigar me doy cuenta de que esa parte de la medicina no se había desarrollado y pensaba que era una anécdota mía. Investigaba esto y pensaba que era una curiosidad, pero no, me di cuenta de que esta medicina se había desarrollado desde hacía casi medio siglo, o sea, es casi paralela, pero bajo la superficie de la medicina tradicional, que prácticamente es la misma medicina, solamente que va mucho más profundo.

¿Qué es la medicina regenerativa?

Hay mucha gente que escucha «medicina regenerativa» y suena como a algo raro, misterioso, super complicado, «no lo voy a entender, esto no es para mí, paso página». Pero para que todo el mundo lo pueda entender, ¿qué es como tal la medicina regenerativa?

Mira, te lo voy a decir muy claramente. Vamos a ver, todas las células se regeneran constantemente. Eso ya se ha estudiado en los años 70 en la Universidad de California, donde revelaban que cada tejido tiene una velocidad de crecimiento y desarrollo. Entonces, la piel normalmente en 20-30 días, los glóbulos blancos más o menos igual, los rojos son cerca de casi 3 meses, las células epiteliales de la mucosa intestinal tardan más o menos entre 7 y 14 días. O sea, ellos hicieron como una especie de programa: estas células de este órgano se desarrollan o se recambian en tanto tiempo. ¿En cuánto tiempo un ser humano es un ser humano nuevo? Y se llegó a la conclusión de que normalmente en 18 meses ese ser humano ha cambiado prácticamente todo.

O sea, yo en 18 meses… sí, si hay algo que ahora estoy haciendo mal, si empiezo a hacerlo bien, en 18 meses ¿puedo ser una nueva persona?

Ahí está el detalle, porque fíjate, si nosotros nos renovamos cada 18 meses —y déjame decirte que la célula ósea es la que más tarda, cerca de 12 a 14 meses en renovarse—, ¿por qué arrastramos las enfermedades? ¿Por qué enfermamos si esa célula que estaba dañada se muere y es sustituida por otra? Claro, existen dos cosas tóxicas: la parte emocional, si no quitas los tóxicos emocionales, y si no quitas los tóxicos reales, no vas a cambiar el paradigma porque eso está ahí. Uno lo generas tú con tus pensamientos y emociones, y el otro es que estamos viviendo en un planeta contaminado.

He logrado traer una serie de información que son alucinantes de los últimos estudios que se han realizado. Nosotros tenemos actualmente, y ese estudio fue publicado en 2021, que el 17% de las causas de muerte a nivel de todo el planeta es la contaminación ambiental, por encima de la guerra, por encima del hambre, por encima de todas las patologías conocidas. Eso también es algo inaudito. Entonces, esa es una realidad que nosotros no queremos ver, que es un asesino oculto porque es lento y progresivo. Tú tienes tóxicos hoy y puede ser que dentro de 10, 15 o 20 años puedas tener un cáncer, patologías endocrinológicas, patologías autoinmunitarias. Pero es que si no los quitas, algo va a pasar y de eso se trata. Los quitamos a través de técnicas que no nacieron ayer.

La técnica quelation therapy o terapia de quelación, terapia de desintoxicación real, utiliza unos aminoácidos que tienen la capacidad, entrando en tu cuerpo, de atrapar todos esos tóxicos y retirarlos de las membranas celulares, llevándoselos hacia el riñón para eliminarlos. Cuando tú haces una limpieza real —y eso comenzó casi a inicios del siglo pasado, durante la Segunda Guerra Mundial, de hecho el quelante más antiguo que se reconoce es el EDTA—, se sigue utilizando todavía ahora con unos beneficios espectaculares a nivel cardiovascular, no solamente por el hecho de liberar tóxicos, sino que limpia a nivel arterial y puede favorecer la nueva formación de vasos sanguíneos. Las personas que tienen ictus, infartos, los pacientes diabéticos, son pacientes que tienen casi el doble o el triple de beneficios por ese tipo de quelante. Pero hay otros tipos de quelantes que también se usan dependiendo de qué tipo de sustancias químicas tú tienes, que pueden ser pesticidas, hidrocarburos, o sea, muchas cosas.

¿Y qué pasa con los tóxicos que generamos nosotros?

Ah, los tóxicos. Por eso es que en las clínicas, una clínica que se respete, no solamente ve el coche. Tú me traes tu coche, yo tengo un Ferrari que lo has usado durante todo el tiempo que has vivido. Oye, a lo mejor le falta un poquito de pintura, hay que cambiar, limpiarle el motor, ponerle gasolina. De esa parte de «chapa y pintura», por decir de mecánica, nos ocupamos nosotros: nutrir la célula, reparar, ayudar a reparar los daños. Nosotros no curamos a nadie. Nosotros lo que hacemos es ayudar a que la célula, como un mesonero, diga: «¿Qué necesitas? Oye, dame este nutriente, quítame esto», etcétera. Nosotros obedecemos. Eso es lo y ahí está la tecnología.

La tecnología es tan precisa. Por eso es que esta medicina se llama también medicina de precisión. La medicina de precisión lo que significa es que hay que reconocer que las células no son codiciosas. Las células hacen parte de la naturaleza. Si tú observas, por ejemplo, las secuoyas gigantes pueden llegar a medir 60 metros de altura, pero tú verás que se respetan los espacios y ni siquiera las copas se tocan. O sea, estas plantas tomarán los nutrientes que necesitan, no van a dañar a los árboles que están al lado, y eso es igual en tu cuerpo, en tus células. Recuerda que el 26% de los genes que tenemos son genes que provienen de insectos y de plantas. La cuarta parte de tu genética es de la naturaleza. O sea, nosotros compartimos esos genes, por lo tanto, tenemos esa misma actitud, no son codiciosos. Eso de «más es mejor» jamás se aplica a nivel celular. Por eso la tecnología que utilizamos es para saber qué nivel de inflamación oculta tienen tus células, qué cantidad de nutrientes y qué tipo de nutrientes necesita. A eso va dirigido este tipo de estudio, para saber qué mineral, qué aminoácido, qué ácido graso, qué antioxidante, para darte eso que tú me pides. Y no porque esta fórmula o este producto esté de moda y vamos a tomarlos todos, «mientras más, mejor», no, en absoluto.

Entonces, claro, si yo obedezco lo que me dicen las células: «Dame este nutriente», «Ayúdame a reparar estas membranas celulares disminuyendo, quitando la inflamación», «Ayúdame a reactivar la biota intestinal»… No existe salud si la biota intestinal no está equilibrada. Incluso en 2018 publicaron un estudio alucinante: si la biota intestinal no está equilibrada, la quimioterapia no funciona. Yo tengo ese estudio.

Pero, ¿qué nos falta? Oye, el piloto. O sea, si yo no te voy a entregar un coche nuevo, te voy a poner como nuevo ese Ferrari que me has traído, ¿y qué pasa con el piloto? Si yo no he visto si ese piloto entra o está en una espiral de miedo. ¿Qué es el miedo? El miedo es un estado clásico de depresión inmunológica. Una persona que tiene miedo, tiene miedo a la vida. Y si tienes miedo a la vida, mira, tú tienes el sistema inmune que se está tomando un café, fumando un cigarro, esperando que tú te decidas, porque la primera orden que recibe el sistema inmune viene de tus emociones, que le dice al sistema de defensa: «enciéndete» o «apágate», «switch on» o «switch off». Pero ahora bien, ¿qué le dice a ese soldado cuál es el enemigo a atacar y la munición que tienes que utilizar? Son dos bacterias intestinales: la E. coli y la Enterobacter. Eso se descubrió ya hace por lo menos un par de décadas y se ha tecnificado, se ha perfeccionado ese estudio de la biota intestinal, que el último que tenemos ha salido hace dos o tres meses y lo estamos aplicando con unos resultados espectaculares. Entonces, claro, si tú tienes una biota intestinal equilibrada y tienes unas emociones controladas, tu sistema inmune va a funcionar perfecto siempre y cuando desintoxiques.

Pero si tienes miedo, doctor, ¿cómo se supera ese miedo? O sea, ¿cuánto de fácil o de difícil es controlarlo?

Séneca, fíjate, es el eslogan que tienen las clínicas MZK. Es una frase que dijo Séneca hace 2000 años, sin ningún tipo de tecnología: «El deseo de curación es la mitad de la curación«. Entonces, lo primero que yo le pregunto a un paciente: «¿Tú quieres curarte? ¿Sí o no?». Y se lo digo tres veces. A la primera dudan, en la segunda dudan menos, en la tercera entienden que la salud de esa persona es de esa persona. O sea, la salud es personal.

Pero tú le vas a ayudar

Sí, nosotros la llevaremos, hacemos como un protocolo y le guiaremos, pero depende de esa persona. El querer hacerlo es como cuando tú vas a hacer un entrenamiento, o sea, tienes tu entrenador personal que te dice todo lo que tienes que hacer, pero si tú no lo haces, oye, es como el que dice: «Oye, yo nunca gano la lotería», «¿será porque no juego nunca?». Eso es lo que queremos nosotros. Eso es lo que instigamos y para eso tenemos un especialista en la clínica.

Perfil del paciente y contaminación actual

¿Y cuál es el perfil, la mayoría de las veces, del paciente que llega a la clínica?

Mira, en los últimos años, Marina, hemos visto un cambio importante. Un cambio en qué sentido: en varios. Uno de ellos, el que obviamente me preocupa mucho, es que las patologías que nosotros veíamos antes en personas de mi edad, de 60, 70 años, lo estamos viendo ahora en chicos de 30 y 40 años. Ha bajado. ¿Por qué ha bajado? Porque los niveles de contaminación no paran, son cada vez peores. Entonces, claro, esas personas que nacieron en los años 80, que se llama la generación tóxica, las personas que nacieron en el año 2000, es la hipertóxica, tienen ahora 25 años. Son personas que de verdad tienen que, oye, perdóname la expresión, pero tienen que «ponerse las pilas», o sea, tienen que comenzar a hacer las cosas ya, porque no puede ser que a los 25 años una chica tenga problemas para quedar embarazada.

Mira, es impresionante la cantidad de chicas que tienen que recurrir a la inseminación artificial o que chicos de 25, 30 años, tengan una carga de espermatozoides más baja que un hombre de 80.

¿Por qué sucede eso?

Por la contaminación, sobre todo de pesticidas, sobre todo de lo que son plásticos, glifosatos, o sea, elementos bioquímicos, y obviamente los metales pesados están por todos lados. El primer causante de hipotiroidismo subclínico es el mercurio, y ese mercurio se puede detectar, se puede eliminar. En el último libro que publicaron el año pasado mío, que se llama Vivir Crónicamente Sano, está, dentro de esos 22 casos clínicos, el caso de dos mujeres, dos pacientes que tenían hasta quistes a nivel tiroideo. Y eso fue una sorpresa también para nosotros. Te lo digo, no sabíamos que la desintoxicación podía ser tan positiva hasta resolver determinados quistes, y no fueron ni siquiera seguidos por nosotros, eran seguidos por sus propios ginecólogos, que decían que, oye, algunos quistes han desaparecido, o sea, que la activación es inmediata. Nosotros sabemos que la cantidad de tóxicos que tenemos en nuestro cuerpo van a producir problemas muy serios en el sistema neuroendocrino y en el sistema inmunológico. Por lo tanto, mientras más rápido te los quites, o por lo menos sepas qué contaminantes tienes…

Claro, porque, yo te escucho, doctor, y me genera ansiedad pensar en ir a hacer la compra, porque ¿dónde podemos comprar, por ejemplo, para que nuestros productos no estén tóxicos? O sea, yo intento cuidar al máximo mi alimentación, pero de veras que cuando voy al supermercado y compro fruta y verdura, hay veces que ya no sé ni si lavarla ni si no lavarla porque digo: «Si es que la lave como la lave, voy a seguir consumiendo tóxicos.”

Oye, si la vas a lavar con agua de grifo, peor, porque vas a conseguir una cantidad de aluminio brutal.

Quería preguntarte también por la parte del agua. ¿Qué pasa con el agua que bebemos?

Bueno, el agua que bebemos no es solo, es un problema a nivel planetario. Fíjate bien de dónde vienen las aguas, ¿no? A menos que vivas en una zona montañosa, vienen de glaciares. Por eso es que uno de los países más incontaminados del planeta es Nueva Zelanda, porque esa gente recibe el agua de los glaciares. El hielo lo que hace es expande, rompe la roca y el agua no solamente está incontaminada, porque por encima de 15 metros de altura no hay contaminación, sino que cuando bajan esos ríos arrastran muchos minerales. Agua que es utilizada en cualquier parte del mundo para, digamos, hacer el riego de los campos.

Pero mientras más bajas de altura, más contaminación existe. El detalle es que esas aguas que forman los ríos luego forman pantanos o lagos, etcétera. Y estos lagos tienen que ser canalizados y tienen que ser depurados. ¿Y qué utilizan para depurarlo? Eso no es misterio, eso está en internet: por sulfato de aluminio. El aluminio produce Alzheimer. Según el último estudio de Hexley, publicado en 2021, él fue lapidario, un estudio que duró 15 años. Él en el estudio revela textualmente, no pongo ni un punto y una coma más, dice: «Si no hay aluminio, no hay Alzheimer«. Entonces, estamos hablando de que utilizan sulfato de aluminio para flocular. ¿Qué es un floculante? Colocan ese floculante como una esponja para aclarar el agua y crear el lodo, o sea, se forma como un barro muy pesado y precipita.

Obviamente, tú puedes decir que las fracciones de aluminio que hay en el agua que te bebes son mínimas, pero es que no es solo el agua que bebes del grifo, sino con el agua con que cocinas y con la que te duchas.

¡Y con la que te duchas!

Claro, porque todo penetra, pero es sobre todo y con la que te enjuagas la boca cuando te cepillas, o sea, lo absorbes, ¿ves? Pero siempre la más importante, no solamente, obviamente, como te digo, la que bebes, sino también la que cocinas. Unos fideos, un arroz, una sopa, lo que sea, te lo vas a beber. ¿Qué sucede? Que claro, si nosotros colocamos un filtro, ya esas micropartículas las estaremos eliminando. O sea, hoy día toda casa debería tener un filtro para el agua. Hay de todas marcas, de todos tipos. Algunos son mejores, algunos son peores, algunos son carísimos, otros no están caros. O sea, hay que hacer un poquito de investigación. Ahora le pides a la IA: «Dame un filtro bueno» y te lo dice en 3 segundos. Existen filtros, hay que colocar filtros. Es bastante descabellado pensar que voy a beber agua donde esté.

Y después si te pones a hablar de botella de plástico, imagínate todos los microplásticos que desprende, todas las sustancias químicas, los ftalatos presentes dentro, en la parte interna de todas estas botellas, que si cogen el calor… Por ejemplo, yo veo personas que a veces van a los supermercados y compran agua y botellas de plástico, que vaya usted a saber dónde la van a colocar, que a lo mejor reciben el impacto del sol, el calor, todos esos ftalatos van a terminar dentro del agua. Y bueno, ya es una noticia muy vista que tenemos plástico hasta en el cerebro. Eso fue publicado la semana pasada.

¿Cómo puede ser que tengamos plásticos en el cerebro?

Bueno, porque los microplásticos provienen de las fibras. Si nosotros vemos la ropa que vestimos, la mayor parte tiene algún polímero de plástico. Cuando eso se macera, son fracciones de plástico que prácticamente no se ven, pero eso contamina las aguas, terminan en los peces. Los peces tienen un porcentaje de su peso en plástico. Un individuo, un ser humano de un peso y edad X, pues tendría un promedio de más o menos lo equivalente a una tarjeta de crédito en su cuerpo en plástico.

Entonces, ¿y dónde podemos comprar o qué podemos comer? Imagino que te harán esta pregunta constantemente. ¿Dónde compro? ¿Qué bebo? Obviamente, las botellas de plástico las olvidamos.

Claro, Marina, mira, yo estoy aquí para informar y para alertar. Personas que, por favor, si están un poquito dormidas, despierten un poco. Esto no es algo que está de moda. Ahora todo el mundo habla de tóxicos, que todo el mundo habla de la lluvia ácida y por lo tanto los productos del campo han perdido la mitad, bueno, el 46% de las sustancias nutritivas que tenían hace 40 o 50 años atrás. O sea, yo viví una época, por lo menos los primeros 20 años de mi vida, era un paraíso terrenal porque los alimentos del campo nutrían, no había mercurio en los peces, o sea, te podías comer lo que te daba la gana y tenías una salud de hierro. No, eso ya no existe, eso es el pasado. Va a estar siempre peor porque la industria química sigue produciendo estos problemas.

Entonces, ¿qué tenemos que hacer? Primero de todo, el conocimiento te hará libre. En la medida que tú tengas el conocimiento, te informes en redes fidedignas, que esa es otra cosa. Por eso en mi libro, en la parte final, hay mucha parte muy práctica, que es lo que a mí me gusta, que la gente vaya al grano. ¿Dónde voy? ¿Qué tengo que comprar? El agua, el filtro. Y obviamente, si me quiero informar, ¿dónde me informo? También he puesto los links. ¿Cuáles son los más importantes? La Universidad de California, la Universidad de Harvard, el Linus Pauling Institute. Son gente seria, gente que te va a dar una información que no está falseada por intereses comerciales.

Entonces, ¿qué deberíamos hacer? Primero, información. Segundo, oye, siéntate un momento en la cocina y comienza por ahí. ¿Y qué enseres de cocina puedes tirar a la basura? Todo lo que puedas tirar a la basura, lo coges y lo tiras: sartenes de aluminio, sartenes que tienen teflón (ese tiene aluminio, el peor aluminio debajo), las cafeteras que utilizas que tienen los reservorios de aluminio, cámbialos por cafeteras que sean de elementos biológicos, ecológicos, no transgénicos. Eso existe, lo hay, es una inversión, pero es tu salud. ¿Qué otros elementos pueden ser? Alimentos ecológicos que vayas a comprar. Por lo menos, es cierto, a lo mejor no tienen lo que tenían hace 50 años, pero por lo menos no tienen toda la carga de pesticidas o herbicidas que tienen actualmente.

Entonces, me dicen que es muy costoso. Bueno, vamos a ver. Yo veo personas, sobre todo chicas, que no les tiembla el pulso de gastarse, qué sé yo, 3.000 o 6.000€ para hacerse alguna cuestión facial y van a correr el riesgo de tener una esclerosis múltiple, un Alzheimer, un Parkinson, un hipotiroidismo o no quedar embarazada. O sea, yo les dejo esa carta sobre la mesa. En realidad, hagan una inversión y esa inversión comienza precisamente en la casa.

Y después comienzan los productos de belleza, los productos de aseo personal, los productos de limpieza de la casa, los productos para lavar los trastos, lavar la ropa, o sea, todos esos elementos son contaminantes.

Doctor, ¿los productos de limpieza tienen tóxicos?

Sí, claro, son todos derivados del petróleo, toditos.

¿Y con qué limpiamos?

Hay muchas cosas fáciles: bicarbonato, limón, vinagre, cómo se limpiaba antes. Es fabuloso. He visto gente que sabe manipular esos tres elementos y han limpiado un montón de cosas desgrasantes y todo lo demás.

Porque estamos limpiando nuestra casa y realmente no la estamos limpiando.

Lo que pasa es que en esos productos hay un falso sentido de limpieza que es el olor. Cuando tú hueles algo malo, una basura, tu cerebro dice: «Esto es algo malo». Y cuando hueles algo de flores, un aroma agradable, «esto es algo bueno». ¿Por qué crees que los productos de limpieza le ponen todos estos aromas como si fueran perfumes? Porque da la sensación de que es algo bueno. Pero es que la composición son hidrocarburos, son elementos altamente contaminantes, y esa es la realidad. Entonces, se puede, existen ahora empresas en todas partes del mundo y aquí también lo hay, por supuesto, que tienen productos increíblemente ecológicos y no contaminantes, como lavavajillas, para lavar la ropa. Bien, excelente. Que de paso son amigables con el ambiente porque los residuos que quedan, dime tú, los residuos de los derivados de hidrocarburo terminan en lagos, en ríos, en todas partes y volvemos otra vez en el ciclo famoso.

La importancia del cambio de actitud

Sin duda tenemos que cambiar nosotros para que lo que viene vaya cambiando, porque si no, esto pasa como con el reciclaje, ¿no? Es como, bueno, es que recicle el de al lado, pero creo que esto es algo que tiene que ser de cada uno de nosotros, tomar conciencia, estudiar y ponernos manos a la obra, porque si no las enfermedades cada vez van en aumento. Y bueno, yo no tengo los datos, pero los que tú me estás dando son asombrosos.

Asombrosos. Te digo, podemos incluso ver algunos de los últimos estudios que se han publicado donde la contaminación es causante de una cantidad de patologías oncológicas tremendas. Pero lo importante es entender que esto no es algo puntual. Nosotros tenemos que entender que para tener salud hoy día, con todo lo que nos envuelve de contaminación y que nos deprime emocionalmente, tenemos que tener un cambio de actitud hacia la vida. Es una forma de vida nueva. O sea, mira, yo comía de esta manera. Voy a comprar productos ecológicos. A lo mejor mi economía no me permite 30 días sobre 30, pero a lo mejor 10 días sobre 30 sí. Oye, ¿tú sabes lo agradecidas que van a estar tus células? Porque en esos días les vas a dar los nutrientes por fin que te están pidiendo y, sobre todo, no las estás cargando de tóxicos. Fabuloso, ya tienen un 30% de tóxicos menos, ¿ves?

Entonces, es un cambio de actitud, un cambio. Yo voy a cambiar cosas en mi casa, voy a poner un filtro de agua, voy a utilizar, voy a ver si hay cargas electromagnéticas, si tengo un router o algo, lo apago en la noche. O sea, tenemos que hacer cosas, no podemos seguir sentados y quejándonos. Porque claro, lo puedes hacer, pero después entonces no te quejes cuando tengas una patología.

Y eso es lo que nosotros queremos en la clínica. No queremos solamente dar una terapia, nutrir tu célula, investigar si tienes inflamación oculta que puede llevarte dentro de 5 años a un cáncer. No, no queremos solamente ajustar eso y desintoxicar, sino que queremos enseñarte a hacer ese cambio progresivo en tu forma de vivir, porque eso es lo único que va a hacer que tu salud se sostenga de forma crónica, es decir, para siempre.

Marcos, era uno de los objetivos por los cuales quería también entrevistarte, porque nos dieras esos pasos y esas pautas para adentrarnos en el camino de esta educación que estoy segura de que solo nos va a venir bien para poder estar lo mejor posible los años que vivamos. Estamos llegando casi al final, pero me gustaría saber si te gustaría escuchar a alguien en este espacio, si te gustaría recomendar a alguien que haya sido mentor tuyo o incluso…

Bueno, no ha sido mentor mío porque él se dedica a un área de la toxicología que nosotros también la tocamos, pero él se ha dedicado solamente a la parte de plásticos y sobre todo hidrocarburos y plásticos, y es una eminencia en ese sentido. O sea, es el Dr. Nicolás Olea, que de verdad me gustaría que también lo entrevistaras porque tiene mucha información para dar al público, y es completa esa parte. Nosotros somos sobre todo especializados en metales pesados, que ya sabemos todo lo que pueden hacer, y también investigamos lo que son plásticos, pesticidas, hidrocarburos. Pero sería bien interesante que ustedes oigan a otra persona hablar de esto, porque como les repito, esto no es ni de lejos una moda.

Esa es una realidad con la cual tenemos que convivir, pero tenemos que convivir inteligentemente. Lo que les decimos siempre a los pacientes, Marina: ustedes no se pregunten de lo que leen cuánto mercurio tiene, cuál pescado. No te preguntes cuánto mercurio tiene el pescado. Pregúntate cuánto mercurio has acumulado en tu cuerpo en el transcurso de tu vida, porque ese es el que ahora tienes y el que dentro de no mucho tiempo puede producirte daño.

Y el que hay que eliminar, ¿no?

Y el que hay que eliminar. Entonces, la base es, oye, lo primero que deberíamos realizar es un estudio interno. ¿Qué nivel de inflamación oculta? ¿Qué nivel de desnutrición celular? ¿Qué nivel de intoxicación celular tengo? ¿Cómo está la biota intestinal? ¿Cómo están mis emociones? ¿Están equilibradas o vivo en ese miedo porque no me siento mal? No me siento bien. Porque si existe algo que altera la parte emocional en sentido negativo, que cierra el círculo, es un dolor crónico. Imagínate que tú te despiertas todas las mañanas y estás agotada o con dolor. O sea, vas a ver siempre el vaso más que vacío. Entonces, ¿por qué? Porque vas a pensar que mañana vas a estar peor que hoy. Por eso tenemos dentro de la clínica un especialista en lo que se llama neuroemocional, que estudia cómo tus emociones están condicionando las funciones internas corporales y te ayuda, yo lo digo muy sencillo, para que las emociones trabajen a favor tuyo y no en contra de ti. Entonces ahí sí habremos tratado el piloto de ese Ferrari. ¿De acuerdo?

Marcos, muchísimas gracias, por acompañarnos en este espacio, por darnos tanta información tan valiosa y por ayudarnos a tener una vida mejor.

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