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PODOLOGÍA INFANTIL con el Dr. Javier Alfaro

Podología Infantil: Cuidando los Pies de los Más Pequeños

Bienvenidos a Palabras con Salud, un punto de encuentro donde hablamos con los mejores expertos para cuidar nuestro bienestar. Soy Marina Montiel, y aquí cada palabra cuenta para mejorar tu salud. En este episodio, hablamos sobre podología infantil, una parte fundamental para garantizar un desarrollo saludable en los más pequeños. Exploraremos cómo identificar problemas en los pies, la importancia de una evaluación temprana y las soluciones más efectivas para corregir alteraciones. Para abordar este tema, contamos con el Dr. Javier Alfaro, especialista en podología y biomecánica con más de 15 años de experiencia, director técnico y responsable de formación de Podoactiva y del servicio de podología y biomecánica de la Selección Española de Fútbol.

¿Qué importancia tiene la podología infantil dentro de la podología en general? ¿Por qué tiene ese apartado para los más pequeños?

Tiene una importancia alta porque es el único momento donde, según lo que hagamos, podemos cambiar por completo la vida de esa persona futura, de ese niño. La prevención es clave en la podología infantil. Esto permitirá hacer cosas que, si se hacen a tiempo y bien, siguiendo un buen criterio, la calidad de vida de esa persona adulta cambiará por completo.

¿Cuál es la misión para abordar esos problemas en los pequeños?

Principalmente tenemos dos. Mejorar la calidad de vida de ese niño en ese momento. Si un niño tiene un problema o dolor que le afecta, debe tratarse en ese instante y prevenir problemas futuros. Y la otra es prevenir que, si sabemos que, según el momento de evolución del niño, ciertas condiciones pueden causar problemas en la edad adulta.

Señales de alerta en los pies de los niños

Imagino que los niños no son conscientes ni se dan cuenta de que tienen un problema en los pies, ¿verdad? Debemos ser los adultos quienes lo notemos. ¿Qué debe alertar a los padres para decir: «Oye, mi hijo no anda bien, no corre bien, tengo que llevarlo a un podólogo»?

Lo primero es el dolor. Para nosotros, un niño con dolor necesita que hagamos lo que sea para aliviarlo. Es cierto que aquí hay un término muy socorrido, los «dolores de crecimiento», y a veces, cuando no sabemos por qué le duele algo a un niño, se dice que es de crecimiento. Sin embargo, la mayoría de las veces no es así. Se siguen unos criterios de inclusión y exclusión, y hay mucha evidencia científica, especialmente de la doctora australiana Evans, quien ha publicado que no hay ninguna evidencia de que el crecimiento tenga que ser doloroso. Casi siempre hay una causa. Por lo tanto, el dolor es el primer signo de alarma clarísimo, ya sea en el talón o donde sea. No tiene que doler.

Lo segundo es observar si el niño es torpe o se cae más de la cuenta. Si ves que tu hijo siempre está en el suelo, posiblemente sea un signo de alarma. Otras cosas muy evidentes son si tiene un pie excesivamente plano, si camina con los pies muy hacia adentro, si va de puntillas, o si tiene cierta apatía a hacer deporte y le cuesta mucho. Todo esto debe ser un signo de alarma para los padres, para llevarlo al especialista, porque quizás haya algo que se pueda hacer para mejorar al niño.

¿Las suelas del calzado pueden darnos alguna señal o información?

Sí, claro. Al final, el desgaste de las suelas es un chivato, como las ruedas del coche. Si las alineas porque están desgastadas más de un lado que de otro, aquí pasa lo mismo: pisas con el coche más por un lado que por otro. En el calzado es igual. Es importante aclarar que un desgaste del talón por la zona externa (por fuera del pie) es un desgaste fisiológico, es decir, normal. No andamos totalmente rectos; lo hacemos con una angulación de la cadera y de la tibia un poco abierta, lo que hace que el primer contacto con el suelo sea por fuera. Esto es una consulta habitual: la gente dice «vengo porque gasto mal los zapatos», pero un desgaste por fuera es normal, a menos que sea excesivo.

Edad recomendada para una visita al podólogo

¿A qué edad es recomendable llevar a los niños al podólogo? ¿Tanto si muestran alguna señal de alerta como si no, es recomendable prevenir?

Para establecer una edad, diría 4 años. A partir de los 4 años, una visita para hacer un estudio biomecánico y ver cómo camina el niño es casi obligatoria, igual que vamos al odontólogo para revisar los dientes y prevenir. En los pies ocurre lo mismo. Aunque no hayas notado nada raro, a los 4 años sería bueno hacer un estudio. Seguramente no habrá que hacer nada más que monitorizar, tomar datos, guardarlos y ver, posiblemente al año siguiente, cómo está el niño y si se está corrigiendo solo, porque la mayoría de las cosas se arreglan con el crecimiento. Pero si no es así, hay que actuar.

Además, nosotros seguimos una escala que se llama la escala de Gesell, que es una escala que va desde bebés. Seguramente, cuando alguien ha cogido un bebé ha dicho: «Cuidado, que se le cae la cabeza». Esto tiene toda una evolución: a los 3 meses, esa cabeza ya no debe caerse; a los 9 meses, tiene que empezar a gatear; y entre los 12 y 16 meses, ya tiene que empezar a caminar. Si en estas escalas no se cumplen estos tiempos, es posible que haya otro tipo de alteración, y en estos casos, sí es conveniente una visita más temprana.

Calzado ideal para niños

Hablamos del calzado. ¿Saben los padres qué calzado es recomendable para sus hijos? ¿Qué deben saber o tener en cuenta a la hora de comprar un calzado?

Sí, esto es importante. Primero, cuando el niño no camina, ningún calzado. Que vaya con calcetines. Ponerle una zapatilla o un zapato muy mono no tiene sentido si el niño no camina. Con calcetines o un calzado que simule un patuco, pero no tiene que sujetar nada.

Luego, en niños con normalidad, sin ningún signo de alarma, el zapato debe ser: Suficientemente ancho, con una horma respetuosa que quepa el pie, sin puntas estrechas, muy flexible, que se doble por completo, con Drop cero, es decir, que la altura de la suela de atrás y de delante sea la misma, sin ningún tipo de tacón y ajustable, a poder ser, con velcro en edades tempranas, porque el niño no sabe con los cordones, y luego con cordón. Eso sería lo más importante sobre el calzado.

Otros consejos para la salud podal infantil

¿Hay otros consejos que los padres deberían saber para que la salud de los pies de los niños sea lo más buena posible?

Sí. Uno que me preguntan mucho en consulta, especialmente las madres, es si es bueno que el niño vaya descalzo en casa. Es muy bueno que vaya descalzo para que desarrolle la musculatura intrínseca del pie. La musculatura intrínseca es la que nace y se inserta completamente en el pie. Si siempre vamos calzados, se desarrollará menos. Entonces, en casa, con calcetines o descalzo, le irá bien a todos los niños.

Un calzado correcto también beneficiará a todos los niños. Si realizan actividades extraescolares, debemos elegir bien el calzado para esas actividades. No es lo mismo que el niño juegue a fútbol en césped artificial que en césped natural, o que juegue a fútbol sala en un pabellón. Hay que tener muy claro el tipo de calzado y preguntar al especialista.

Finalmente, si vemos algún signo de alarma, debemos acudir al especialista cuanto antes.

Calzado minimalista (Barefoot) en niños

¿Cuál es tu opinión, Javier, acerca de los barefoots en niños? ¿Es necesario o recomendable? ¿Quizás si están en crecimiento ese calzado no es adecuado?

El calzado que te explicaba para niños entra dentro de esta descripción. Es decir, hay que permitir que el pie se desarrolle, y en niños que no presenten ningún problema, este es el calzado adecuado.

Otra cosa es, como decíamos, en niños que no están cumpliendo la escala de Gesell. Esta semana tuve en consulta a un niño con alguna alteración; son niños que no son capaces de empezar a deambular o no pueden caminar solos. Aquí la situación cambia por completo: el niño tiene un problema y necesitamos otro tipo de calzado que tenga más sujeción y que le dé más estabilidad. Pero en condiciones de normalidad, el calzado barefoot es el calzado correcto para un niño.

Problemas de deambulación y diagnóstico

¿Qué tipo de problemas puede tener un niño que no pueda caminar en el momento en el que ya le toca?

La mayoría de las veces, es algún tipo de alteración neurológica que no mostró signos anteriores. Por ejemplo, un niño que no es capaz de tenerse de pie porque tiene una hipotonía, podría ser una paraparesia o algún problema neurológico. Cuando lo detectamos en consulta, trabajar en equipo es importantísimo. Siempre hago una nota y lo mando al neurólogo infantil para que realice una evaluación más completa y, sobre todo, obtener un diagnóstico. Lo que genera más incertidumbre, tanto a los padres como a los propios especialistas, es no tener un buen diagnóstico. Si tenemos un diagnóstico correcto, sabemos a qué nos enfrentamos y todos nos alinearemos para conseguir que el niño evolucione lo mejor posible.

Problemas frecuentes en el pie infantil

¿Cuáles son los problemas más frecuentes en el pie de los niños?

Los problemas más frecuentes en el pie son el pie plano. Esa es la consulta más habitual. Luego podemos entrar más en detalle sobre el pie plano, porque creo que lo merece.

Otras alteraciones incluyen la marcha en aducción (que llamamos «en aducto»), que es caminar con las puntas hacia adentro. Es importante destacar que un niño no es un adulto en miniatura; va en evolución de ese niño y no solo según su edad, sino también de su desarrollo en las curvas de crecimiento, en los perceptibles.

Por ejemplo, respecto a esto, hasta los 3 años, es normal caminar un poco hacia dentro. A los 4 años ya tenemos que ir empate. A partir de los 4 años, vamos ganando grados de apertura cada año hasta llegar a los 10 u 11 años con los 12 grados de apertura normales. Esto depende del desarrollo de la cadera y de la tibia. También puede depender de que tenga un metatarso aducto. Cuando vemos a un niño que camina hacia adentro, hay que evaluar la cadera, la tibia y cómo está el pie, y en función de esto, elaborar un plan de ejercicios, tratamiento y, sobre todo, monitorización.

Si el niño camina hacia adentro, pero en 6 meses lo hace menos, significa que el crecimiento está corrigiendo la rotación y haciendo más retroversión de cadera, y el niño mejorará. Pero si en 6 meses sigue igual o peor, hay que actuar rápido, o se quedará caminando hacia adentro para toda la vida.

¿Cuál sería la actuación en ese caso?

En ese caso implica ejercicios, y si necesita plantillas, utilizamos algo llamado Game Play. Esto, además, ha sido muy estudiado por el Dr. Volpe del New York College, con quien he coincidido en varios congresos y le gustó que en España estuviéramos usando este tipo de dispositivos. Su objetivo es generar un estímulo que nos fuerce a abrir el pie. Pero es importantísimo determinar si el problema es de cadera, de tibia o de pie.

Además de estos dos problemas, Javier, ¿tenemos algún otro o son los más frecuentes?

No, tenemos más. Hay otro que se denomina en la bibliografía «toe walker«, que es la marcha de puntillas. Son niños que caminan de puntillas. Para que sea un «toe walker» de verdad, la condición debe ser permanente, es decir, el niño siempre va de puntillas. Esto sí que es un problema importante. Normalmente, se trata de algunos pasos de puntillas; si ves que el niño va de puntillas, el 90% de estos casos se deben a que la musculatura del gemelo y del sóleo es corta.

¿Por qué es corta? Porque crece la tibia, y el músculo no tiene tiempo de elongarse a la velocidad del hueso. Entonces, se queda corto, y cuando hay un pico de crecimiento, el niño va más de puntillas. Ante esto, no hay ningún problema. Otras veces, si es solo en un pie, puede deberse a que una pierna es más larga que la otra. Y en algunos casos, que son pocos, pero por eso es importante acudir al especialista, hay algún tipo de alteración neurológica, y el niño está desarrollando un pie equino, que sí hay que detectarlos a tiempo porque el tratamiento debe ser multidisciplinar.

¿Se suelen operar esos pequeños o no?

Se intenta que no, salvo que de nacimiento, por ejemplo, pueda ser un pie zambo. Un pie zambo es un pie equino aducto varo: hacia abajo, hacia adentro y hacia afuera. En estos casos, se ponen unos yesos seriados desde el nacimiento y luego se realizan cirugías para alargar el tendón de Aquiles y otras operaciones.

Hablabas de quienes pisan de puntillas. También he visto a quienes lo hacen con los talones.

Sí, eso se llama pie talo, es mucho menos frecuente. Pie talo es cuando se apoya con el talón. Es mucho más raro.

Luego, hay un dolor que me gustaría mencionar: la talalgia de Sever, que es una osteocondritis del calcáneo. Este dolor se presenta en niños de 9 a 12 años, sobre todo en quienes practican deporte, y les duele mucho el talón. Es un momento bastante crítico. No es un espolón o una fascitis; es una osteocondritis, y se debe a que el tendón de Aquiles y la fascia plantar tiran muy fuerte de un hueso en crecimiento. Es como si colgamos un cuadro en una escayola tierna, se desgarra. Aquí pasa lo mismo. Tiene un tratamiento muy bueno.

Mi tesis doctoral, hace muchos años, fue sobre ese dolor. Tomé dos grupos: uno de niños con normopeso y otro con sobrepeso. El tratamiento de elección para este dolor es que el niño pare la actividad, pero eso significa 3 años, lo cual es mucho. El sobrepeso, que si quieres podemos hablar de ello, afecta a muchísimos niños. Si yo detengo la actividad por 3 años, ese niño casi seguro terminará con obesidad. Se demostró con varios artículos y en la tesis que, con el tratamiento adecuado, el dolor de talón disminuye en un mes y el niño vuelve a hacer deporte con normalidad.

¿Es un problema que solo se da en niños?

Sí, el Sever se da en niños con el núcleo de osificación secundario del calcáneo abierto, que es por donde crece el hueso. Si ese núcleo estuviera cerrado, el niño ya no crece. Si hacemos una radiografía a cualquier niño, verás los huesos como «rotos», y esas son las fisis de crecimiento, por donde crece el hueso. Si no estuvieran, el niño ya no crece. Entonces, como el hueso está abierto por crecimiento, cuando una estructura tira muy fuerte en niños que practican deporte (y por eso tienen mucho tono muscular) o tienen sobrepeso (y por eso también sufre más el hueso), son los dos grandes grupos que mencionaba al principio.

El pie plano: ¿Cuándo es normal y cuándo intervenir?

El pie plano, ¿cuándo se considera normal y cuándo se debe intervenir? ¿Hay ahí como una línea no?

Esto es importantísimo. Lo importante es el apellido, y ahí insisto mucho: tenemos tres tipos de pie plano: infantil flexible, semiflexible y rígido. La pregunta es: ¿y cómo sabemos cuál es? Se puede saber incluso en casa. Pones al niño de pie y tiras del dedo gordo hacia arriba sin que te ayude. Al subir el dedo gordo, lo que se llama test de Jack, se tiene que activar el mecanismo de Windlass. Esto significa que se tiene que formar el puente. Si el puente aumenta y el pie se va hacia afuera, el test está bien, no hay problema.

El segundo test es el Hill Rise test: el niño se pone de puntillas. Si el niño se pone de puntillas y se forma el puente, ese test también es negativo (indica normalidad).

Con estos dos tests (hay más en consulta), si ambos salen bien, es un pie plano flexible. Hasta los 7 años, es normal que sea plano. Enviaremos ejercicios para potenciar, y el pie no nos dará problemas; tiene un buen pronóstico.

Si un test sale bien y el otro mal (normalmente, el dedo gordo no sube el puente, pero de puntillas sí que lo hace), es un pie semiflexible. Ese, a partir de los 4 años, hay que tratarlo, porque si no, no llegaremos a tiempo. Ahora explicaré con qué objetivo lo tratamos.

Y si los dos tests salen mal, es un pie plano rígido. Esto se deberá casi seguro a dos causas posibles: un astrágalo vertical (el hueso debajo de la tibia en el pie está muy vertical, y el puente se va hacia abajo y nunca se forma) o una coalición tarsal (el pie es como un puente romano de piezas, y dos piezas han salido unidas de fábrica y, al no estar separadas, no pueden articularse y nunca formará el puente).

Esos dos casos son quirúrgicos. Sí o sí. Se elige el momento, que suele ser alrededor de los 11 años, y son quirúrgicos. Los otros, con plantillas. Lo que buscamos con la plantilla es cambiar las reglas del juego. Ese pie está hacia adentro, y los músculos que tienen que subir el pie trabajan con tanta desventaja mecánica que, por mucho que lo intentemos, no subirá nunca. Cambiamos el eje de la articulación subastragalina, y esto hace que ganemos brazo de palanca del músculo que tira. El brazo de palanca es crítico: si tengo que aflojar un tornillo con una llave muy pequeña, o tengo mucha fuerza o no lo aflojo; si tengo una llave el doble de larga, haciendo la mitad de fuerza consigo el mismo momento. Aquí pasa lo mismo: si ese músculo que no puede subir el pie, yo cambio las reglas del juego y le facilito la vida, el músculo empezará a trabajar. Si el músculo empieza a trabajar, el niño empezará a hacer deporte, ganará tono, y ese pie puede subir. Pero hay que saber cuándo hay que detectarlo y hacerlo a tiempo.

Obesidad y salud podal

Detectarlo a tiempo es clave. Hablabas de la obesidad. ¿Qué importancia tiene un peso correcto en el pie del niño? La obesidad, obviamente, es negativa para cualquier niño o adulto, pero concretamente, ¿cómo afecta al pie en los niños?

Mucho. Tenemos un pie plano, sobre todo, que son estos pies flexibles que tendrían un buen pronóstico, pero son pies planos por sobrecarga ponderal, por sobrepeso. Ese pie no va a subir hagamos lo que hagamos; los ligamentos no pueden sujetar ese pie, y el pie va a caer. Hay que tener en cuenta que, en España, creo, y hablo de memoria, según el último informe Aladino de este año, un 40% de los niños tiene exceso de peso. De estos, creo que un 23% tiene sobrepeso y un 17% obesidad; es una barbaridad.

Además, creo que un 60% de los niños pasan más de 2 horas al día frente a una pantalla, y menos de un 30% o 30 y algo cumplen los 60 minutos de deporte diarios recomendados por la OMS. Todo esto junto es un despropósito.

Me parece increíble que en el siglo en el que vivimos, con tantos avances y tanta información, y con todo lo que sabemos los adultos sobre productos saludables, se siga dando publicidad a productos que, al ver sus características e ingredientes, aterran. No sé quién tiene que hacer algo al respecto, y si hay un interés. Obviamente, imagino que sí.

Ya me pongo no como podólogo, sino como padre: tengo dos niñas, y hay que intentar educar. No solo en ese momento, sino educación para el futuro. Creo que es algo que toda la sociedad tiene que abordar. Considero que, cuanto más bajo es el nivel cultural, más obesidad hay. Por lo tanto, creo que es un tema estructural de formación, y se debe trabajar desde las escuelas, los institutos, los centros de salud y la pediatría.

Tecnología e inteligencia artificial en podología

En esa línea, eres pieza fundamental, Javier, de Podoactiva. ¿Cómo avanza la tecnología en la podología y concretamente en Podoactiva?

Con mucha tecnología y, sobre todo, incorporando a la ecuación a otros profesionales que no son podólogos. En mi departamento tengo una biotecnóloga, un ingeniero industrial, un ingeniero de telecomunicaciones, un doctor en ciencias del deporte y una ingeniera biomédica. Esto es lo que lo hace apasionante y nos permite buscar soluciones con otros puntos de vista, no solo el del podólogo.

Creo que lo que hemos incorporado este año y más ayudará a los niños es la inteligencia artificial (IA). Llevamos muchos años trabajando con ella, cuando nadie hablaba de inteligencia artificial. En nuestro caso, y sobre todo Víctor, que es como un alma que va años por delante, ya estaba con este tema. Llevamos muchos años preparándonos con redes neuronales, tomando datos y cuantificando. Tenemos una base de datos de miles y miles de niños super bien cuantificados con todos esos datos numéricos de cómo están, qué hemos conseguido, cómo los hemos tratado y cómo han mejorado.

Ahora, cuando nuestros podólogos vienen a nuestra sede central, en este sistema de residencia, aprenden a tomar una serie de datos. Cuando los introducen en el sistema, este busca otros niños parecidos y les indica los casos de éxito, proponiendo un tratamiento. Esto parece fácil, pero es una ventaja muy grande porque estamos incorporando la experiencia de muchos profesionales a los nuevos. Esto, en salud, ha funcionado hasta ahora de la siguiente manera: yo, con 20 años de experiencia, voy acumulando conocimientos, pero eso terminará cuando acabe mi carrera profesional. De esta manera, esa experiencia permanece, y un podólogo que empieza, lo hace con una mochila de conocimientos cedida por otros especialistas con más experiencia que la suya.

Me alegra que cuentes todo esto porque hay mucho miedo alrededor de la inteligencia artificial, pero con lo que nos estás contando y lo que aprendemos, la inteligencia artificial no es algo que sea futuro, sino presente. Ya era futuro porque el término se remonta a 1950 y algo, o sea que hablamos de hace muchísimo tiempo que ya se lleva hablando de inteligencia artificial, pero es una herramienta que bien utilizada nos va a facilitar la vida a todos, ¿no?

Seguro que tendrá sus cosas negativas, evidentemente. Pero pongo mucho el ejemplo a mis residentes: yo estudié en la Universidad de Barcelona, y cuando tenía una inquietud sobre algo, tenía que ir a la biblioteca y buscar la información porque no existía Google.

Ahora, cuando viene un paciente y nos dice, esta semana hemos tenido una niña con una enfermedad rara, una mutación de un gen con prácticamente diez casos en España, una enfermedad super rara. Nada más salir, ya estoy buscando información en PubMed. Es que esto es la leche, ¡tenéis que aprovecharlo! Ahora mismo, irte a casa con una duda sobre algo sin mirarlo, no es vocacional. Un profesional de la salud que ahora se quede con la duda sobre algo, eso no es así. Antes era más difícil. Por lo tanto, entiendo que la IA será algo parecido: dentro de unos años, igual que ahora no entendemos no tener un buscador para algo que necesitamos, posiblemente la IA se vuelva similar. Habrá que establecer una legislación para no sobrepasar ciertos límites, y para eso se supone que hay gobernantes que tendrán que legislar.

Plantillas personalizadas y tecnología

Para todo el tema de las plantillas personalizadas, ¿cómo ha afectado la tecnología, incluso no sé si también la inteligencia artificial, para el tratamiento de algunas de las patologías de las que hemos hablado?

Mucho, mucho. La tecnología de las plantillas que hacíamos hace 20 años no se parece en nada a la que hacemos ahora, principalmente porque los materiales y la tecnología han mejorado. Donde nuestra plantilla es altamente diferencial es en la personalización de la forma. Todo empieza con un estudio; se realiza un estudio, se determina si necesita plantillas, y si las necesita, se toma un escáner con un sistema que tenemos patentado, con un láser y una membrana, y sobre esto se trabaja.

Antes, la plantilla se personalizaba en forma. Ahora, se personaliza en elasticidad. Ya no existe el concepto de «plantilla dura» o «plantilla blanda». Tú eres Marina, con tu peso, tu actividad, tu forma de pisar, y eso determinará la elasticidad de esa plantilla. Tu pie es una estructura hueca que es tu amortiguador. Si yo lo macizo y te quito el amortiguador, tus articulaciones superiores, como la rodilla, la cadera o la espalda, van a sufrir. Entender eso creo que ha cambiado todo. El pie tiene que moverse, y tenemos que regular cuánto se mueve. Este ha sido, creo, el gran avance de Podoactiva: utilizar plantillas.

¿Es recomendable utilizar plantillas de por vida?

Depende. No hace falta en la mayoría de las veces. Pero todo depende de qué problema estructural tengas. Esto es como yo, que llevo gafas: aquí estoy con gafas, pero si me ves haciendo running, voy sin gafas; si me ves jugando a pádel, voy con gafas. En función de lo que voy a hacer, las necesito o no. Con las plantillas pasa algo parecido: si tengo un trabajo que implica estar de pie fácilmente y tengo un problema, las tengo que llevar; pero luego me voy a tomar una cerveza con unos amigos y posiblemente no las tengo que llevar. En función de esto, depende del problema. Hay otras veces que son temporales: tengo una patología, una fascitis, algo que llevaré un tiempo y quizás luego, con ejercicios y reeducación, soy capaz de solucionar el problema y no tengo que llevar plantillas.

El podólogo en la selección española de fútbol

Hablabas del running y del pádel. Además de podólogo infantil, también formas parte de la Selección Española de Fútbol. ¿Qué supone para ti formar parte de la Selección Española de Fútbol y ser el podólogo y esa parte fundamental en esta selección?

«Parte fundamental» es mucho decir, pero el podólogo sí. Es un premio. Siempre lo he visto como un premio al esfuerzo, a la formación y al trabajo. Cada vez que hay una concentración y llego a Las Rozas y veo a los jugadores, llego con la misma ilusión que ellos. Creo que estar ahí, rodeado de un servicio médico que incluye un traumatólogo, un médico deportivo, cinco fisios, una nutricionista y yo, permite interactuar mucho con ellos y aprender mucho. Yo lo veo como un premio que disfruto desde 2007. No sé hasta cuándo durará, ojalá que mucho, y me ha permitido, como este año en la Eurocopa, que mi familia pudiera venir, algo que sería muy difícil de vivir de otra manera.

¿Algo que recuerdes con especial cariño o que digas: «de esa trayectoria con la Selección Española de Fútbol, destacaría esto»?

Sin ninguna duda, el partido de cuartos de final contra Alemania en la Eurocopa donde vinieron mis hermanos, mis sobrinos, mi mujer y mis hijas, y pudimos vivirlo en familia. Después del partido, pudieron estar con los jugadores. Eso, sin duda, porque poder compartir tus éxitos con la gente que quieres, creo que no hay nada mejor.

A nivel médico, ¿podrías destacar algo? Es decir, al formar parte de la Selección Española de Fútbol, ¿los deportistas de élite sufren a menudo problemas en el pie?

Sí, claro. El fútbol se juega con los pies. Aparte de los problemas normales que puede tener cualquier deportista, ellos sufren pisotones, impactos, golpes, golpean el balón muchísimas veces. Entonces, el trabajo es grande. Mientras estás en la concentración, hay una parte de protecciones que pones antes de entrenar, y hay otra parte de mantenimiento, como drenar una uña pisada, o llevar todo el tema de plantillas y taloneras del jugador perfectamente preparado. No paras, la verdad es que no paras.

Mensaje final a los padres

Por último, estamos llegando ya casi al fin, Javier. ¿Qué mensaje le darías a esos padres que nos están escuchando acerca de la salud de los más pequeños, de sus hijos?

Casi todo lo arregla el crecimiento. Cuando observamos un colectivo grande, un equipo deportivo, no hay más de un 14-15% de niños que necesiten plantillas. Eso no se supera. Entonces, casi todo lo arregla el crecimiento. Pero hay que estar alerta, porque si tu hijo justo está en ese porcentaje que necesita algo, si lo has sabido ver a tiempo, le quitas un problema para toda la vida. Si no lo has sabido ver a tiempo, fácilmente se lo queda.

Y por último, ¿a quién invitarías a este espacio, Palabras con Salud? ¿A quién te gustaría escuchar o alguien que te inspire?

Hay una persona que me inspira mucho, un traumatólogo que es el Dr. Antonio Laclériga. Él es traumatólogo en Zaragoza, ha sido decano en la universidad, es un gran comunicador, le gusta mucho entrenar y el fútbol. Es una de esas personas con las que, si te tomas un café, te vas a casa reflexionando sobre temas y te abre la mente. Escuchar al Dr. Laclériga me haría especial ilusión.

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