SUPERANDO EL MIEDO A VOLAR: CLAVES PARA UNA EMOCIÓN UNIVERSAL
Bienvenidos a Palabras con Salud, un punto de encuentro donde hablamos con los mejores expertos para cuidar nuestro bienestar. Soy Marina Montiel y aquí cada palabra cuenta para mejorar tu salud. En este episodio, hablamos de los miedos y de cómo limitan a muchos de quienes lo sufren en su día a día. Para abordar este tema, hoy en este podcast, tenemos a un invitado muy especial: Perico Durán, comandante de vuelo, un experto en aviación y gran divulgador, que ayuda a personas a superar su miedo a volar.
Entendiendo el miedo y la ansiedad
Muchísimas gracias a ti por venir a este espacio de Palabras con Salud, para hablar de ese miedo que impide a mucha gente poder realizar su día a día y rutinas que cualquiera hacemos, pero que para ellos es todo un logro. Me gustaría empezar preguntándote: ¿Qué es el miedo para ti?
El miedo es una emoción básica y universal que todos tenemos. Es el mecanismo de protección que nos ayuda cuando se nos presenta una situación que percibimos como peligrosa. Es fundamental en nuestra supervivencia. En ese sentido, se puede decir que el miedo es algo bueno, aunque suene lo contrario.
Y alguna vez, esto es como un poco fuerte, ¿no?, porque claro, vives la mayoría de tu tiempo flotando en el aire. ¿Alguna vez has sentido miedo?
Todas las personas sentimos miedo. Hoy, por ejemplo, en mi día a día, iba con el niño y hemos parado en un sitio. Él ha ido a abrir la puerta y te da miedo que le pueda pasar algo con el coche. Ahí te das cuenta, iba pensando sobre ello, y digo: «Todo el día tenemos miedo por alguna cosa». Cuando cocinas, para no quemarte, tienes miedo y es lo que te protege. Cuando algo tiene que ver con los niños, cuando vas a cruzar una calle, miras hacia los dos lados. En el día a día todos tenemos miedo y es una emoción y una protección fundamental para la supervivencia.
¿Y en cuanto a la ansiedad? Porque una cosa es miedo y otra ansiedad.
La ansiedad es una emoción que también nos protege, nos ayuda a focalizar la atención en las cosas importantes. Es la voz de la atención que nos dice: «A esto hay que prestarle atención». Puede ser a corto plazo: si vas conduciendo y empieza a llover, es la ansiedad la que te dice: «Ojo, conduce un poquito más despacio, concéntrate un poco más». O a largo plazo: si tienes un examen dentro de unas semanas, la ansiedad anticipatoria te puede ayudar a motivarte, a concentrarte en pasar ese examen. Esto, en las dosis buenas de ansiedad, es también fundamental.
Pero entonces, ¿no podemos tampoco definir como que sean emociones malas, esos miedos y esa ansiedad?
De hecho, son buenas. El problema es cuando se complican, cuando empiezan a tomar una intensidad que supera la racionalidad, cuando empiezan a… de hecho, se retroalimentan. Si tienes mucha ansiedad por volar en este caso, por ejemplo, te puede dar más miedo todavía volar; ese miedo te puede dar más ansiedad, y se empieza a crear ahí un círculo vicioso que te puede complicar bastante y empezar a limitar tu calidad de vida.
¿Podemos decir que la ansiedad y el miedo desembocan en la fobia?
Claro. Cuando lo normal es empezar, en el caso aeronáutico, por ejemplo, con un poco de miedo a la turbulencia o ansiedad antes de volar, cuando esto empieza a retroalimentarse, y encima empiezas a recibir inputs que vemos en las redes sociales —siempre que hay una turbulencia, la gente que lo sube, los documentales de catástrofes aéreas, los titulares sensacionalistas que se alejan muchísimo de la realidad—, al final empieza a alimentar ese círculo vicioso. Poco a poco, cuando empiezas a evitar exponerte a la aviación y tus planes empiezan a cambiar (ya no vas de viajes a sitios largos, empiezas a hacer vuelos más cortos, o incluso pospones planes, o te limita tu vida en cuanto a trabajos en otros sitios más lejanos o no ir a ver a familiares porque «que vengan ellos»), cuando esto empieza a limitar tu calidad de vida o tu desarrollo personal o profesional, es entonces cuando empiezas a adentrarte en el terreno de la fobia.
Y de ahí, bueno, pues deriva o lo conocemos como aerofobia.
Exacto. La aerofobia es el miedo irracional y desmedido ante un peligro que no es tanto, pero que tú percibes como tal, y lo que haces es evitarlo por completo.
¿Y cómo puede darse cuenta alguien de que tiene aerofobia o no? Porque claro, ¿puede darse el caso de que alguien sufra aerofobia, pero como no se ha enfrentado a una turbulencia o a algún momento diferente en un vuelo, no lo sepa?
De hecho, es curioso porque la edad media de aparición de la aerofobia es a los 30 años, con gente que ya ha volado. Pero bueno, puede alimentarse desde una experiencia: un día que hay una turbulencia grande, no la has entendido, te has asustado y ya vuelves a entrar en ese círculo vicioso. O también por imitación. Eso, por ejemplo, es algo que preocupa mucho a los padres, transmitirles ese miedo a los niños. Los niños de repente empiezan a percibir que, cada vez que viajan en avión, hay tensión, hay miedo. También se puede aprender. Le pasa mucho a las mujeres cuando se quedan embarazadas, por ejemplo, empiezan a tener más miedo de lo normal. Es algo que lo habitual, ya te digo, la aparición media es a los 30 años, con gente que ya ha volado.
O sea, y quizá no sé si habrá o no, eso tendría que decirlo un experto, pero si hay el factor genético… Pero si no existe factor genético, por lo menos lo que los niños ven en los padres desde niños, luego se ve replicado quizás en ellos.
Claro. Es el aprendizaje vicario, ese aprender por imitación de lo que le sucede a tus padres. De hecho, me lo contaba un señor: cada vez que van a viajar, él se pone tan nervioso que todos los viajes empiezan con una bronca en el aeropuerto a los niños. Entonces los niños enseguida ya empiezan a relacionar el viaje con bronca. Se van una semana y los dos primeros días hay mal rollo. Ese es el aprendizaje vicario, el aprendizaje por imitación de lo que le sucede a tus padres, o incluso a una pareja, o a veces también al vecino en el avión. Si tú estás normal pero el otro pasajero se empieza a poner muy nervioso, te puede alterar a ti.
Sin duda. No sé si tienes ejemplos de limitaciones, casos reales que hayas visto. Porque con tantos años en un avión imagino que si.
Tengo muchísimos, sobre todo por redes sociales, en el aeropuerto y en el avión también he visto muchos, pero al final yo cada día hablo con entre cinco y diez personas, de esto específicamente, gente que no conozco y me cuenta todas sus historias. Por ejemplo, hay una señora argentina que tiene tres nietos que han nacido aquí en España y no los conoce porque no se atreve a venir. Para la hija, irse a Argentina es un gasto que ahora no se puede permitir con cuatro niños. El hijo mayor tiene 11 años, y la señora no los ha visto porque no se atreve a viajar. Eso es cuando te empieza a limitar tus relaciones personales o familiares. Tengo casos de gente que ha rechazado ofertas de trabajo. Un chico de Colombia, un ingeniero, rechaza un trabajo en Berlín porque no se atreve a viajar. Una oportunidad de su vida la rechaza por no atreverse a hacer un vuelo de 12 horas, porque se le hace demasiado «bola». Casos de ese tipo. Una señora cuyo sueño de su marido es viajar y conocer Japón y ella no le puede acompañar y se empieza a plantear separarse para no limitar a su marido en su vida. ¡Hay miles de casos!
Estrategias para superar la aerofobia
¿Y cómo se frena, se trata todo esto? Porque claro, son cosas que se pueden cambiar.
La clave es, lo primero, que la persona se dé cuenta de que tiene un problema o que ese problema está empezando a desarrollarse. Aunque sea al principio: «A mí es que me da un poco de miedo las turbulencias». Bueno, pues vamos a frenarlo antes de que acabe derivando en una fobia. Primero es darse cuenta. Lo siguiente es decir que quiere ponerle freno, tomar la decisión consciente de ponerle freno. Y luego tiene que prepararse una resolución del problema, por así decirlo, y lo tiene que apoyar en dos pilares. El más importante es la terapia. Cuanto más dentro de la fobia estés, más importante es la terapia. Pero también es importante al principio, cuando empiezan los primeros nervios, ir a terapia siempre es bueno. Y lo mismo con la formación, aprender de cosas de aviación, de qué es una turbulencia, qué es una tormenta, cómo la evitamos, cómo funciona la industria, por qué es tan seguro todo. También es muy importante. Quizá es más efectivo al principio, cuando empiezan estos primeros nervios. Si los puedes frenar ahí y puedes evitar entrar en ese círculo vicioso.
Si, cuanto antes mejor para que no se haga más grave el problema. Fenomenal. ¿Y la terapia más común?
La terapia más común, por lo que he investigado y leído, es la terapia cognitivo-conductual. Donde el terapeuta, a través de mucha conversación con el paciente, intenta cambiar sus ideas catastrofistas por pensamientos más realistas. Esa idea de «el avión se va a desintegrar», «el avión se va a partir en la turbulencia»… todo eso se intenta ir cambiando y enseñándole a derivarlo a, la turbulencia es incómoda, no es peligrosa. Es peligrosa solo si no te abrochas el cinturón, pero al avión no le pasa nada. Entonces, ir cambiando ese pensamiento.
Porque esa formación es muy importante, claro.
Claro, ahí tú le das las herramientas. Por ejemplo, en temas de aviación, investigar sobre cómo funciona un avión, cómo es una turbulencia. Esto te va dando herramientas a las que tú te puedes agarrar para razonar incluso con el terapeuta. Tú ya sabes qué es una turbulencia, entiendes por qué no es peligrosa y te puede evitar llegar a esas creencias irracionales. Es verdad que cuanto más dentro estás de la fobia, cuando ya has empezado a evitar viajar (que es lo que nunca hay que hacer, nunca hay que evitar volar), cuando estás más dentro de la fobia, la formación pierde peso con respecto a la terapia. Pero también es importante para tener donde agarrarte en esos razonamientos, para cortar esas creencias limitantes o esas creencias irracionales.
Sí, sobre todo porque hay un gran desconocimiento para la mayoría de la gente que no estamos en vuestro sector, es algo inalcanzable. Dejamos nuestra vida y todo en manos de vosotros, y conocer cómo se trabaja y cuál es el día a día de un avión te hace estar más seguro. Imagino que muchas veces te mirarán y te preguntarán que tienes en tus manos sus vidas, sus miedos y absolutamente todo. De ti depende que todo salga bien.
Sí, la realidad es que lo que es bueno para la gente es entender que la aviación es una industria extraordinariamente segura. En aviación hay una cultura de la seguridad que debería implantarse obligatoriamente en el resto de industrias. En aviación, todo el mundo, desde la persona más nueva que acaba de empezar a trabajar hasta los consejeros delegados de las empresas, tiene la cultura de seguridad en el ADN. Realmente, a veces la gente tiene la sensación de que a lo mejor un vuelo es como una especie de aventura, como si fueses un marinero del siglo XVI. Y realmente, está todo estudiado, está todo escrito, se es precavido por naturaleza, la seguridad es lo más importante que hay. Entonces cuando a la gente le empiezas a contar cosa de, no es que esto no es una aventura, esto está escrito, si están mal las condiciones no vamos a despegar, no se hace el vuelo y no pasa nada, se hace mañana. Cuando la gente entiende todas estas cosas, se calma. Por el tema de la turbulencia, realmente un avión nunca se ha estrellado por turbulencia en la historia. La gente dice: «¿Ah, no? ¿Nunca?». No, nunca, ni se va a estrellar. Los aviones resisten tres y cuatro veces más que la turbulencia más grande jamás registrada dentro de un huracán. Un avión no se va a caer por una turbulencia.
Sí, lo que pasa es que te quedas con el comentario que hace tu vecino, el amigo, la cuenta de Instagram o cualquier cosa…te quedas con esa información en vez de beber de profesionales como tú.
Sí, por ejemplo, muchas veces es algo que está super extendido que si el avión cayó en un «pozo de aire» o en un «vacío de aire». ¿Y qué es un vacío de aire? ¡No existe! Es como pensar que en el aire, de repente, hay una zona donde no hay nada, como un kilómetro cúbico, por ejemplo, donde no hay nada. ¿Por qué pensamos que en el aire no hay nada en una zona y en el agua no? Sin embargo, no nos imaginamos que no haya nada, ¿no? Pues el aire también son moléculas y siempre hay algo. Pero cuando uno lee el titular «el avión cayó en un pozo de aire», «en un vacío de aire», tú imagínate para el pasajero que tiene miedo pensar que eso es una posibilidad.
¡Claro! Yo es que a mí precisamente hace poco me hablaron de esos vacíos de aire y ahora cada vez que cojo un vuelo y hay como un movimiento extraño, pienso: «¡Buah, esto es un vacío de aire! Ahora viene el vacío de aire. No sé cuándo va a acabar o si ya he salido o si voy a entrar».
De hecho, claro, muchas veces es el titular, que está traducido de otro idioma, también las prisas, también el sensacionalismo hace mucho su papel. Hace unos meses hubo una turbulencia muy fuerte en un avión de Singapore Airlines y la noticia ponía «y el avión perdió 7.000 pies». Ese avión perdió 42 metros exactamente en ese momento. Obviamente, a esa velocidad es mucho, es una sacudida bastante fuerte, pero no son 7.000 pies. 7.000 pies son los que bajó el piloto luego voluntariamente, coordinado con el controlador, para buscar una altitud donde el avión no se moviese. Pero si tú pones «pozo de aire», «el avión cayó 7.000 pies», el que tiene miedo, el que empieza a tener fobia, pues ya se muere.
Ataques de pánico y el rol de la tripulación
Hemos hablado de miedo, de fobia, de ansiedad. Hablemos de ataque de pánico. ¿Qué es el ataque de pánico?
El ataque de pánico es un trastorno de la ansiedad. Es como el culmen de la crisis de ansiedad, es cuando el miedo se desborda totalmente. Es bastante duro para el que lo sufre porque, uno de los rasgos más importantes es que la persona tiene sensación de muerte inminente, piensa literalmente que se va a morir. Tiene muchos síntomas fisiológicos como taquicardia, hiperventilación, sudoración extrema, sequedad. Hay veces que es muy difícil distinguirlo de otras cosas y el que lo sufre realmente lo que está pensando es que se va a morir. Es verdad que no dura mucho, eso también es algo que a ellos les viene bien saber o ser capaces de interiorizar, que es muy difícil para ellos. Realmente, un ataque de pánico es un chute, por así decirlo, enorme de adrenalina. El cuerpo tarde o temprano lo acaba quemando, pero mientras ese chute de adrenalina está ahí, durante esos 10 minutos de duración, la persona lo pasa extraordinariamente mal.
¿Y cómo reacciona la tripulación ante estas situaciones?
La tripulación está entrenada para lidiar con estas cosas. Cuanta más información tengan de primeras, mejor. Yo por eso siempre recomiendo a la gente que diga al tripulante: «Oye, yo vengo muy nervioso por esto, lo paso muy mal» o «vengo hoy con bastante ansiedad por este tema», que lo comuniquen al tripulante de cabina al entrar al avión. Porque ya les pones precavidos. Cuando le da el ataque de pánico a la persona, el tripulante llega y primero tiene que ver qué es, porque no sabe si es un infarto, no sabe si es otra cosa. Si tú ya lo has precavido, le estás dando alguna pista. Lo normal es que el tripulante llegue, le empiece a atender, la tripulación se organiza, unos vienen a coordinarse con nosotros a darnos la información. Se busca un médico o alguien de personal sanitario, o también muchas veces un psicólogo, porque a veces cuando ya identificas que es un problema de este tipo, un psicólogo puede venir muy bien. Entonces, ya coordinados con nosotros, nosotros en un primer momento, como no sabes si es un ataque de pánico o un infarto, empezamos a elaborar un plan de ver dónde estamos, dónde tenemos un aeropuerto cerca donde podrían atenderle mejor. Y vemos la gravedad del asunto para determinar la prisa con la que tenemos que entrar en un aeropuerto. En el momento en el que nos dicen que es un ataque de pánico, que hay un médico y que la cosa se está calmando poco a poco, pues bueno, tú ya sigues un poco, empiezas a valorar la posibilidad de seguir a tu destino normal sin tener que pedir emergencia médica o meterte con mucha prisa en un aeropuerto, como sería el caso de un infarto o de otro tipo. La coordinación es bastante rápida.
¿Alguna vez has sentido miedo en un momento complicado? ¿Has vivido algún momento con un compañero?
A ver, el miedo y la ansiedad tienen bastante estigma, pero realmente, como hemos visto antes, son emociones fundamentales para la supervivencia. Igual queda raro decir que un piloto tiene miedo o tiene ansiedad porque se puede interpretar como algo que no es, pero es verdad que si le damos la vuelta y dices: «Oye, yo voy a volar con un piloto que no tiene nada de miedo a nada», nadie querría eso, ¿no?, o que no tiene capacidad de concentrarse. Nosotros, obviamente, como seres humanos, esas emociones las tenemos: tenemos miedo y tenemos ansiedad. Lo que pasa es que tú las filtras por una capa de años de entrenamiento, de formación, de preparación, de simuladores… y le pones ese filtro por encima para aprovecharlas a tu favor. Entonces, el miedo se te convierte en prudencia, en cautela, en ganas de aprender más, de estudiar más, en respeto, en no ser temerario, por supuesto. Y la ansiedad te ayuda a concentrarte, en caso de crisis fuertes que puede haber en un momento dado, a saber discernir de todos los inputs que estás teniendo qué es lo importante en ese momento, qué requiere más tu atención. Al final, utilizas estas emociones a tu favor y en favor de la seguridad.
Has escrito un libro, Perico, para hablar de todo esto. ¿Por qué te has decantado?
Pues al final es un poco porque, como te decía antes, recibo muchos mensajes sobre este tema porque es un miedo muy común. Yo subo cosas a mis redes sociales sobre estos temas, pero también subo otras cosas de mi vida o de mis viajes con mi hijo, Peri. Era una forma de decir: «Oye, esto podría tenerlo de alguna manera ordenado», para que si puedes ayudar a más gente, pues mejor. Creo que es por llegar a más gente y porque la gente también tenga una forma rápida y fácil de acceder a esto, y no tener que ver todos mis vídeos sueltos y tragarse cosas que a lo mejor no les apetecen. Surgió de manera natural. La verdad que es un libro bastante fácil de leer y lo que va a tratar es sobre turbulencia y climatología adversa. De una manera fácil, lo que pretendo es desmontar todos estos mitos de la turbulencia: «va a partir el avión», «los pozos de aire». También explicar cómo lidiamos con las tormentas, qué tecnología tenemos para evitarlo, cómo funciona la aviación como industria en cuanto a la seguridad, lo que hemos hablado de la cultura de seguridad. Son muchas cosas que voy contando para darle herramientas a la persona para que luche y rompa este círculo vicioso antes de que la cosa se le complique y esto empiece a limitar su vida.